lunes, 14 de mayo de 2012

El bastión más seguro


El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos.  
 Proverbios 14:26

Lectura diaria: Proverbios 14:1-35.  Versículo principal: Proverbios 14:26.

REFLEXIÓN

Definitivamente cuando estamos en las manos de nuestro Creador, tenemos una torre fuerte en quien confiar en momentos de angustia.  Les quiero contar a modo de testimonio el día tan amargo que pasé ayer.  Desde hacía varios días venía enferma tanto que la semana pasada solo pude salir a caminar una vez.  Ayer de día de la madre, creo que el Señor me mandó una prueba de las más difíciles que he tenido que afrontar.  Tuve un ataque al colon como jamás me había sucedido.  Literalmente sentí que me iba al otro lado y volvía.  Ni siquiera los dolores del parto se pueden comparar.  Otra señora que se encontraba en urgencias me decía en la noche, que yo me había desfigurado totalmente y desencajado.  Cuando me dijo esto recordé al Señor y supe que lo mío por más difícil, nunca se compararía con la agonía de Él en el Monte de los Olivos. 
Gracias a Dios, esa torre fuerte que guía mi vida (Proverbios 18:10), me sostuvo.  Yo solo atinaba a musitar: Tú me hiciste y creaste mis entrañas, tú sabes cómo está lo mío por dentro, por favor dame fuerzas porque no resisto esta aflicción. Y en todos los exámenes practicados pedía que fuera su bendita mano puesta en mí.  Tuvieron que tomarme un TAC abdominal.  Gracias a Dios estaba a mi lado en esos momentos mi querida y fuerte en oración cuñada y mientras me lo iban practicando ella iba orando.  De verdad, que sentí las oraciones de muchos de ustedes que me siguieron y acompañaron en esta difícil prueba.  Sabía que si salía mal, me entraban a cirugía porque ya me lo había informado el médico.  El diagnóstico: colon terriblemente inflamado pero sin ninguna masa que ocasionara angustia.  Esta mañana me daban de alta pero tenía que tomar alimento líquido para ver qué tanto resistía mi cuerpo y para la gloria del Señor me sentó muy bien.
Bueno, este es mi testimonio y quería compartírselo porque definitivamente no hay prueba que el Señor nos mande, más allá de lo que podamos resistir.  Solo sé que el Señor estaba ahí, guardándome y reconfortándome.  Solo sé que su baluarte me vivificó y me sostuvo.  De otra manera no hubiese podido pasar ese trago amargo.  Definitivamente “El temor del Señor es fuente de vida y aleja al hombre de las redes de la muerte” (v. 27).

Amado Señor: Gracias porque solo me basta tu presencia para sentirme resguardada en los tiempos de adversidad.  Gracias por tu infinita misericordia hacia mí.  Mi vida está en tus manos y esto me alienta.

Un abrazo y bendiciones.

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