sábado, 12 de mayo de 2012

Sin divisiones proclamando la sana doctrina


Les ruego hermanos, que se cuiden de los que causan divisiones y dificultades, y van en contra de lo que a ustedes se les ha enseñado.  Apártense de ellos.  
 Romanos 16:17.

Lectura diaria: Romanos 16:17-27.  Versículo principal: Romanos 16:17.

REFLEXIÓN

En todas las iglesias vemos personas que por un motivo u otro están inconformes con sus líderes o pastores y poco a poco se va convirtiendo su decir en un murmullo que se llama “chisme”.  Es difícil encontrar la iglesia perfecta porque mientras estemos aquí, no va a existir nada perfecto.  Muchas de estas personas, lo que buscan es crear una división dejándose llevar por la carne con muestras de envidia y arrebatos de ira, llegando incluso a juzgar y blasfemar sobre lo que nunca han sido testigos.  Satanás, claro súper contento porque este es su fin: dividir para reinar él.  Él sabe muy bien que si crea discordias vienen las divisiones y entonces como siempre sucede, los débiles en la fe se caen y el mensaje queda sobre la balanza.  “Tales individuos no sirven a Cristo nuestro Señor, sino a sus propios deseos” (v. 18).
Dice el versículo que también van en contra de lo enseñado.  Por eso tenemos que tener mucho cuidado al reunirnos en una congregación y buscar que se predique la Palabra de sana doctrina para después no tener inconvenientes que tropiecen con nuestras convicciones.  Recordemos que la murmuración va en contra de Dios y más cuando se refiere a uno de sus escogidos.  Así que es mejor si no estamos de acuerdo, buscar otra iglesia pero no caer en este pecado que nos puede traer muchas dificultades. Esto, siempre y cuando sean posiciones triviales, no sobre el fundamento cristiano, porque si estamos en el lugar equivocado y se nos está anunciando “otro” evangelio,  debemos salir corriendo.  Las bases del cristianismo son exactamente las del Credo de los apóstoles, basadas en Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo; tres personas distintas pero un solo Dios verdadero.  Creer que Jesucristo es el Hijo de Dios vivo, concebido de María virgen, que vino a morir por los pecados y que Dios lo levantó de los muertos y está vivo a la derecha del Padre.  Personalmente para mí, son las verdades que identifican a una iglesia de sana doctrina y donde se debe predicar esta Palabra de fe.
Como conclusión: No ser piedra de tropiezo para nadie hablando más de lo necesario, porque de toda palabra dicha tenemos que dar cuenta a Dios. Apliquemos lo siguiente: "No juzguen nada antes de tiempo; esperen hasta que venga el Señor.  Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón (1 Corintios 4:5).  Buscar la predicación sana, sabiendo que Dios este misterio, lo ha revelado “para que todas las naciones obedezcan a la fe” (vv. 25-26).

Amado Dios: Enséñanos a callar y no hablar más de lo debido, entendiendo que le hacemos mal al mensaje de la cruz que tú deseas sea compartido a todas las naciones.

Un abrazo y bendiciones.   

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