viernes, 28 de agosto de 2015

Regalemos mensajes de bendición




¡Que el Señor te recompense por lo que has hecho! Que el Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte, te lo pague con creces. 
Rut 2:12.


Lectura: Rut 2:1-23.  Versículo del día: Rut 2:12.

MEDITACIÓN DIARIA

Dos versículos para tener en cuenta dentro de la lectura: el 12 que nos muestra cómo las palabras de bendición son efectivas en la persona cuando esta se dispone a dejarse guiar por las manos de Dios. Rut siendo una mujer moabita, optó por renunciar a todos sus ídolos y creencias originales, para buscar refugio bajo las alas del Dios verdadero.
El versículo 20 también es impactante: Ahora es Nohemí, la anciana mujer atribulada sin esposo y sin hijos que a pesar de su dolor expresa: “El Señor no ha dejado de mostrar su fiel amor hacia los vivos y los muertos” (v. 20b). Reconoce que no están solas, que el carácter de Dios se manifiesta en ellas con su fidelidad y amor, y revive la esperanza de que su pariente Booz, quien era el dueño del campo donde Rut fue a recoger espigas de cebada, pudiera ayudarlas: “Ese hombre es nuestro pariente cercano; es uno de los parientes que nos pueden redimir” (v. 20c). Nohemí conocía muy bien el tema de la redención puesto que había sido una ley dada por parte de Dios a los israelitas, previniendo precisamente que alguno cayera en desgracia y su herencia tuviera que ser vendida (Levítico 25:25), y albergaba la esperanza que Booz siendo un hombre rico e influyente dentro de la familia de Elimélec (v. 1 en la lectura), su esposo, pudiera hacerlo.
Ambas frases brotadas sinceramente con amor y confianza, tuvieron el resultado esperado. El Señor no dejó de mostrar su fidelidad y amor hacia Rut y Nohemí: a través de Booz, bendijo con creces a Rut; movió las fichas de su ajedrez en bien de estas dos mujeres restituyendo sus tierras y casando a Rut con Booz. Definitivamente, las palabras que pronunciemos tienen su efecto. Por eso cada vez que tengamos la oportunidad, regalemos bendición. Y no nos olvidemos nunca de ser agradecidos con nuestro buen Dios.

Amado Señor: Enséñanos a bendecir al prójimo sea o no cercano a nosotros. Gracias porque es tu Palabra la que afirma que nuestras palabras tienen poder de vida o de muerte y queremos llenarnos y expresar a los demás mensajes que den vida y esperanza.

Un abrazo y bendiciones.

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