Pero el ángel les dijo: No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor.Lucas 2:10-11.
Lectura: Lucas
2:1-20. Versículos del día: Lucas
2:10-11.
MEDITACIÓN DIARIA
Cuando el Señor Jesús
nació, el ángel del Señor se les apareció a unos pastorcitos de Belén. Ellos se
asustaron pero sin embargo, tomaron la decisión de ir en busca de lo anunciado
por el ángel.
De igual manera sucede
a muchos en este tiempo: se asustan cuando se les habla de Jesús como Salvador
del mundo y creen que no están preparados para verlo ni experimentar su amor.
Además de eso, no se arriesgan en averiguar si es cierto o no. Los pastores por
lo menos fueron valientes y dispusieron su corazón para ir en su busca y comprobar
si todo lo dicho era verdad (v. 20); ahora ni siquiera se toman la molestia de indagar
o investigar si Jesús de Nazaret es quien dijo ser. A través de este devocional
ese es mi propósito especial: dar a conocer al Salvador de la humanidad, para
que cuantos más puedan conocerlo, experimenten su misericordia, amor y poder. Conocer
la verdad es conocer a Jesús, Él dijo ser esa verdad: Jesús es el camino al
Padre, la verdad y la vida (Juan 14:6), y esa verdad nos hará completamente
libres (Juan 8:32). No existe otro camino; únicamente hay uno que Dios es su
infinito amor nos dio a través de Jesús el Salvador: “Porque tanto
amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él
no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Ese es mi deseo y reto
a la vez: que directamente compruebes si Jesús, el que nació en un humilde
pesebre de Belén y que los pastorcitos fueron a ver y comprobar, es el Salvador
de tu vida. Solamente tienes que probar con una oración. Yo estoy segura que Él
no te va a defraudar; nada pierdes con intentarlo. Es más de lo que imaginas el
bien que te dará. Si deseas podemos orar así:
Querido Jesús:
Sinceramente no sé si eres el Salvador del mundo pero hoy decido aceptarte en
mi vida como Señor y Salvador personal. Ven a mí; perdona mis pecados y hazme
la persona que deseas que yo sea. Gracias por perdonarme y limpiarme; y darme
una nueva vida contigo. Amén.
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario