Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando te lleguen los malos, piensa que unos y otros son obra de Dios, y que el hombre nunca sabe con qué habrá de encontrarse después.Eclesiastés 7:14.
Lectura: Eclesiastés
7:1-22. Versículo del día: Eclesiastés
7:14.
MEDITACIÓN DIARIA
Escuché en una película,
más o menos lo siguiente: —A
pesar de la tormenta, el sol sigue saliendo—;
y gracias a Dios llegan las tormentas porque detrás de ellas vienen grandes
bendiciones —. Y no solo por lo que al final Dios nos tiene
como resultado, sino por lo que se aprende en esas circunstancias. Dios es
experto en obrar de acuerdo a sus planes y propósitos que nos tiene ya dispuestos.
En muchas ocasiones nosotros no seguimos su camino y nos desviamos; nos
enfriamos y alejamos, y el infinito amor de Dios nos vuelve a su redil, así sea
pasándonos por un desierto.
Personalmente considero
que todos tenemos tiempos buenos y tiempos malos. Nadie puede enorgullecerse de
que su vida es un lecho de rosas. En la Biblia encontramos el caso de Job,
donde todo le sonreía hasta cuando le llegó una fuerte tribulación (Job 1). El
rey Nabucodonosor de Babilonia es otro ejemplo claro: se enalteció y dejó que
su corazón se llenara de orgullo, altivez, prepotencia y egoísmo; Dios le
demostró lo vana que podría ser su vida, quitándole hasta lo más mínimo de su
personalidad y dejándolo vivir como un animal salvaje (Daniel 4).
Así que es mejor
aprovechar al máximo los tiempos buenos y cuando se presenten los malos, en vez
de cuestionar y entrar en rebeldía contra Dios, buscar el ‘para qué’ y aprender
muy bien la lección.
Amado Señor: Te damos
gracias no solo por las épocas de tribulación que hemos atravesado; también te
agradecemos porque si hacemos un repaso, nos daremos cuenta hasta dónde llega
tu misericordia en los momentos de angustia e incertidumbre y quizá de cuántas
tragedias peores nos has librando. Todos
los tiempos nuestros, buenos o malos están en tus manos. Gracias por las
enseñanzas que nos dejas tanto en los unos como en los otros. ¡Te amamos Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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