domingo, 23 de agosto de 2015

Los tiempos buenos y malos están en sus manos



Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando te lleguen los malos, piensa que unos y otros son obra de Dios, y que el hombre nunca sabe con qué habrá de encontrarse después.  
 Eclesiastés 7:14.

Lectura: Eclesiastés 7:1-22.   Versículo del día: Eclesiastés 7:14.

MEDITACIÓN DIARIA

Escuché en una película, más o menos lo siguiente: A pesar de la tormenta, el sol sigue saliendo; y gracias a Dios llegan las tormentas porque detrás de ellas vienen grandes bendiciones.  Y no solo por lo que al final Dios nos tiene como resultado, sino por lo que se aprende en esas circunstancias. Dios es experto en obrar de acuerdo a sus planes y propósitos que nos tiene ya dispuestos. En muchas ocasiones nosotros no seguimos su camino y nos desviamos; nos enfriamos y alejamos, y el infinito amor de Dios nos vuelve a su redil, así sea pasándonos por un desierto.
Personalmente considero que todos tenemos tiempos buenos y tiempos malos. Nadie puede enorgullecerse de que su vida es un lecho de rosas. En la Biblia encontramos el caso de Job, donde todo le sonreía hasta cuando le llegó una fuerte tribulación (Job 1). El rey Nabucodonosor de Babilonia es otro ejemplo claro: se enalteció y dejó que su corazón se llenara de orgullo, altivez, prepotencia y egoísmo; Dios le demostró lo vana que podría ser su vida, quitándole hasta lo más mínimo de su personalidad y dejándolo vivir como un animal salvaje (Daniel 4).
Así que es mejor aprovechar al máximo los tiempos buenos y cuando se presenten los malos, en vez de cuestionar y entrar en rebeldía contra Dios, buscar el ‘para qué’ y aprender muy bien la lección.

Amado Señor: Te damos gracias no solo por las épocas de tribulación que hemos atravesado; también te agradecemos porque si hacemos un repaso, nos daremos cuenta hasta dónde llega tu misericordia en los momentos de angustia e incertidumbre y quizá de cuántas tragedias peores nos has  librando. Todos los tiempos nuestros, buenos o malos están en tus manos. Gracias por las enseñanzas que nos dejas tanto en los unos como en los otros. ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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