sábado, 8 de agosto de 2015

Mi familia y yo serviremos al Señor




Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor. 
Josué 24:15c.


Lectura: Josué 24:1-28.  Versículo del día: Josué 24:15c.

MEDITACIÓN DIARIA

Esta es una decisión firme de Josué. Convoca a las tribus de Israel en Siquén y les recuerda todo lo que el Señor ha hecho por ellos hasta dejarlos en la buena tierra que fluye leche y miel. Entonces, les llegó el momento de resolver con quién seguirán: con los ídolos del mundo o con el Dios verdadero: “Por lo tanto, ahora ustedes entréguense al Señor y sírvanle fielmente” (v. 14).  Él los exhorta a servir al Señor pero si no lo quieren seguir, si les parece mal, deben elegir a quién servir, y resueltamente afirma: “mi familia y yo serviremos al Señor”.
No solamente sucedió en los tiempos de Josué; igual pasó cuando el Señor estuvo ejerciendo su ministerio aquí en la tierra. Muchos querían seguirle pero temían que  los sacerdotes y eruditos de la ley los expulsaran de las sinagogas. Ahora también observamos lo mismo: se piensa más en la aprobación de los hombres que en la de Dios. No debe de importarnos si los demás creen o no. Si seremos causa de risas o si creen que estamos locos; si nos tildan de fanáticos o religiosos. Lo único que debe de importarnos, es saber que amamos al Señor y queremos servirle y adorarle.
No permitamos que otros interfieran en nuestra fe y quieran alejarnos de las creencias y amor que hemos aprendido en la relación con Jesús. Nadie tiene por qué entrometerse; precisamente el Señor vino a darnos libertad y somos libres con Él. También digamos firmemente sin temor alguno: “mi familia y yo serviremos al Señor”.

Amado Señor: Muchas gracias por tu amor. No permitas que hoy estemos contigo y mañana nos olvidemos. Que sea una decisión resuelta y para siempre. Queremos ser consecuentes con lo que hablamos y como actuamos, entendiendo el reconocerte y seguirte no por conveniencia ni por congraciarnos con alguna persona en especial. Pedimos que nuestra decisión sea osada, sincera y consiente, sabiendo qué es lo que queremos y anhelamos. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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