lunes, 24 de agosto de 2015

Con corazón sincero y labios no fingidos



Se acordaban de que Dios era su roca, de que el Dios Altísimo era su redentor. Pero entonces lo halagaban con la boca, y le mentían con la lengua. No fue su corazón sincero para con Dios; no fueron fieles a su pacto.
Salmo 78:35-37.


Lectura: Salmo 78:1-72.  Versículos del día. Salmo 78:35-37.

MEDITACIÓN DIARIA

En este Salmo, Asaf su compositor, se dirige al pueblo de Israel para exhortarlos a que comuniquen generación tras generación todas las maravillas que han oído de Dios, a sus ascendencias, con el fin de que ellos pongan su confianza en Dios y no se olviden de sus proezas. Para que no fueran igual de obstinados y rebeldes a sus antepasados: gente de corazón fluctuante e infieles con Dios. Les hace un recuento de cómo a pesar de vez tras vez Dios les manifestaba su gran poder, los de su pueblo volvían a caer en los mismos pecados de desconfianza y rebelión.
Por eso les dice Asaf: “Se acordaban de que Dios era su roca, de que el Dios Altísimo era su redentor. Pero entonces lo halagaban con la boca, y le mentían con la lengua. No fue su corazón sincero para con Dios; no fueron fieles a su pacto”. Siempre me he cuestionado el actuar del pueblo de Israel.  Pero si miramos el panorama de ahora, su Iglesia, su pueblo escogido y nación santa (1 Pedro 2:9), obra exactamente de la misma manera. Considero que llegó el momento de concientizarnos de lo que creemos y decimos que somos. No podemos seguir alabándolo con la boca y proclamando que el Señor es nuestro Dios y Redentor, mientras nuestro corazón está mintiendo y no somos fieles a sus mandatos. Por eso, a veces vale más el testimonio mismo, que las mil palabras que hablemos. Actuemos de acuerdo a lo que proclamamos que somos.

Amado Señor: De verdad queremos ser fieles contigo; amarte con sinceridad, con corazón arrepentido y deseoso de no volver a pecar contra Ti. Y en Ti Señor, también mirar con el mismo amor tuyo al hombre pecador; orar por él  y perdonarle si hemos sido agraviados directamente por su causa. Gracias Señor porque en el perfecto amor no existe el temor y Tú eres el perfecto amor que borra todas nuestras transgresiones ¡Te amamos buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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