miércoles, 19 de agosto de 2015

Hay que pensar para hablar




Y Jefté le hizo un juramento solemne al Señor: Si verdaderamente entregas a los amonitas en mis manos,  quien salga primero de la puerta de mi casa a recibirme, cuando yo vuelva de haber vencido a los amonitas, será del Señor y lo ofreceré en holocausto. 
Jueces 11:30-31.


Lectura: Jueces 11:29-40. Versículos del día: Jueces 11:30-31.

MEDITACIÓN DIARIA

Jefté fue uno de los jueces de Israel usado por Dios para liberarlos de los amonitas. Así que él le ofreció al Señor a la primera persona que saliera de su casa a recibirlo, si obtenía la victoria. Jefté venció al enemigo y  regresó a su hogar. Salió a recibirlo su única hija y él se rasgó las vestiduras. Debió ser muy triste sacrificar a su hija pero esa era la promesa que Jefté le había hecho al Señor (vv. 30-35)
En uno de los últimos devocionales precisamente hablaba de la importancia de ser prudentes antes de hacer un voto al Señor porque es mejor no prometer que prometer y no cumplir. Aquí en esta historia vemos un ejemplo patético de lo que cuesta hablar por hablar. Muchas veces hablamos para pensar y no pensamos para hablar. Jefté cumplió su promesa y sacrificó a su hija, ¡pero cuánto no le costaría tomar esa decisión!
Aprendamos la lección: “No te apresures, ni con la boca ni con la mente, a proferir ante Dios palabra alguna; él está en el cielo y tú estás en la tierra. Mide, pues, tus palabras” (Eclesiastés 5:2).

Amado Señor: Te rogamos que nos enseñes a ser prudentes y medir siempre las palabras que salgan de nuestra boca. Cometemos errores y pecamos contra Ti, por ser ligeros para hablar y no tener en cuenta hasta dónde pueden llegar nuestras palabras causándonos el propio daño y quizá a otros seres queridos. Gracias por enseñarnos a pensar para hablar.

Un abrazo y bendiciones.

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