lunes, 1 de junio de 2015

Mucho más que un frasco del mejor perfume




Al ver esto, los discípulos se indignaron. ¿Para qué este desperdicio? —dijeron—.  Podía haberse vendido este perfume por mucho dinero para darlo a los pobres. 
Mateo 26:8-9.


Lectura: Mateo 26:6-13.  Versículos del día: Mateo 26:8-9.

MEDITACIÓN DIARIA

El pasaje habla de la mujer que unge  al Señor en Betania con un perfume muy caro y a sus discípulos les pareció que esto era un desperdicio. Personalmente, al analizar por qué reaccionaron de esta manera, me hace pensar que ellos no eran auténticos; que seguían al Señor pero no estaban plenamente convencidos de su identidad como Dios y de su firmeza en seguirle. De lo contrario habrían volcado todo su amor y adoración en Él, sin preguntar siquiera los porqués. Además la envidia y la codicia también hacían sus estragos.
En el mundo actual, nos dejamos llevar más por las apariencias que por lo que en realidad somos. Y no hablo de las apariencias de otros; hablo de nosotros mismos que en ocasiones queremos aparentar otra cosa bien diferente; o hablamos mentirosamente solo por el momento y no quedar mal, cuando en realidad eso no es lo que queremos o sentimos. En una palabra, nos falta autenticidad y como obramos así, entonces dudamos del cariño y bondad de los que nos rodean. Como bien dice el dicho: “El que las usa las imagina”. Cambiemos nuestro parecer y empecemos a actuar bajo las reglas estrictas de Dios, demostrando ante todo su amor incomparable  sin dejarnos arrastrar por la deshonestidad. “He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu”  (Eclesiastés 4:4 RVR1960). Así mismo, no importa que nos llamen fanáticos o nos tilden de locos cuando actuamos movidos por el amor a nuestro Dios, quien en verdad merece mucho más que un frasco del mejor perfume.

Amado Señor: Enséñanos a no ser hipócritas y aparentar que todo está bien, cuando en realidad, eso no es lo que sentimos. Queremos ser auténticos y hablar sinceramente sin dejar que el odio, la envidia y la avaricia nos consuman. Y buen Señor, permite que todo lo que hagamos sea para honrar tu Nombre; ¡Tú lo mereces! Ni siquiera un frasco del mejor perfume es capaz de llenar tu divinidad.

Un abrazo y bendiciones.

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