Ellos estaban espantados y se decían unos a otros: —¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?Marcos 4:41.
Lectura: Marcos
4:35-41. Versículo del día: Marcos 4:41.
MEDITACIÓN DIARIA
El episodio ocurre
cuando el Señor calmó la tempestad, reprendiendo el viento y ordenándole al mar
que se calmara (v. 39). Me impacta saber que el Señor sanó enfermos, echó fuera
demonios, reprendió al viento y al mar; y nos dejó su legado para que nosotros continuemos: “Ciertamente les aseguro que el
que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores,
porque yo vuelvo al Padre” (Juan 14:12). Por eso también dijo lo siguiente: “Les
aseguro que si tienen fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrán decirle a
esta montaña: Trasládate de aquí para allá, y se trasladará. Para ustedes nada
será imposible” (Mateo 17:20).
Entonces lo que
necesitamos es ejercer nuestra fe. El Señor sabe que es tan diminuta que ni
siquiera alcanza a ser como la semilla de un grano de mostaza. Sin embargo,
todos los hombres y mujeres tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento se
movieron y crecieron por efecto de la fe. No importa que nos consideremos el
más pequeño e insignificante como discípulos de Jesús; importa que cada día
queramos ser más íntegros delante de Él y permitir al Espíritu Santo continuar
con su obra hasta completarla. En ese transcurso, poco a poco, vamos cultivando
la semilla de fe que necesitamos para en el momento exacto poder glorificar a nuestro
Dios.
Amado Señor: Te damos
gracias por el crecimiento que nos permites tener a tu lado. En verdad nuestra
fe es tan pequeña que aún hay situaciones que nos atemorizan, pero sabemos que
tenemos al bendito Santo Espíritu quien nos da valor y nos enseña a seguir tus
pasos sin desmayar hasta llegar a la estatura tuya.
Un abrazo y
bendiciones.
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