Entonces les respondí: No se asusten ni les tengan miedo. El Señor su Dios marcha al frente y peleará por ustedes, como vieron que lo hizo en Egipto y en el desierto. Por todo el camino que han recorrido, hasta llegar a este lugar, ustedes han visto cómo el Señor su Dios los ha guiado, como lo hace un padre con su hijo.Deuteronomio 1:29-31.
Lectura: Deuteronomio
1:1-46. Versículos del día: Deuteronomio
1:29-31.
MEDITACIÓN DIARIA
Moisés les está
recordando a los israelitas todo lo que el Señor hizo desde que salieron de
Egipto y cómo ellos no obedecieron la orden ni confiaron en su Dios.
Tengo que confesar que
a mí, me ha sucedido en ocasiones lo mismo. He visto la gloria de Dios en mi
vida y por situaciones muchísimo más pequeñas me acobardo y temo. He tenido que
pedirle perdón al Señor y a la vez preguntarme: ¿por qué actuamos así?;
llegando a la conclusión que la naturaleza pecaminosa siempre está presente
para trancarnos. “Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada
bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo” (Romanos
7:18). Al final de cuentas el pecado entró por el engaño de Satanás y desde ahí,
él no pierde oportunidad para tomar partida con nosotros. El apóstol Pablo se
preguntaba y él mismo obtenía la respuesta: “¿Quién me librará de este cuerpo
mortal? ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor!” (Romanos 7:24-25).
El enemigo sabe que ya no le pertenecemos; que desde el momento en que
aceptamos al Señor Jesucristo en nuestras vidas, somos de Él y que nada ni
nadie nos separará de su amor (Romanos 8:35-39). Sin embargo, instiga e instiga
hasta alcanzar su objetivo de vernos desesperanzados; pero gracias a Dios que
más poderoso es el que está en mí, que el que está en el mundo (1 Juan 4:4). Esa
es la ventaja que tenemos sobre el pueblo de Israel: ¡Nuestro Redentor ya vino!
¡Gloria a Dios!
En estas situaciones
hay que vencer al enemigo con la misma Palabra de Dios. Esa fue la manera como
Jesús se lo quitó de encima cuando fue tentado en el desierto (Mateo 4), y por
eso es tan importante conocer y aprender la Biblia para usarla en los momentos
de ataque.
Amado Señor Jesús: Una
vez más reconocemos que sin Ti no somos nada. Que ya hemos vencido, porque venciste
a Satanás. Venciste la muerte y resucitaste para darnos vida y vida eterna
contigo. Gracias buen Señor por tantas maravillas que nos has regalado. Gracias
porque terminarás la buena obra que empezaste en cada uno de nosotros hasta
llevarnos a tu lado. ¡Te amamos Señor! ¡Gloria a Ti, Dios Santo y Verdadero!
Un abrazo y
bendiciones,
Dora C.
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