jueves, 11 de junio de 2015

Practicar la misma misericordia del Señor hacia el pecador.




No son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a justos sino a pecadores. 
Marcos 2:17.


Lectura: Marcos 2:13-17.  Versículo del día: Marcos 2:17.

MEDITACIÓN DIARIA

Esta fue la respuesta dada por Jesús a los fariseos que se creían demasiado puros para vincularse con los pecadores y recaudadores de impuestos. Los recaudadores de impuestos eran mal vistos porque tenían fama de corruptos. Lo triste es que ahora las iglesias están llenas de fariseos y unas critican hasta lo más mínimo, como si los hombres llevan la cabellera larga, las mujeres pantalones, maquillaje, etc., etc. Si eso lo hacen con cosas tan pasajeras en personas que asisten a sus congregaciones sin fijarse lo que en verdad hay en esos corazones, ¿qué no diremos de los que discriminan y ven con malos ojos a los que conocen como borrachos, adúlteros, homosexuales o individuos al margen de la ley? Las iglesias no pueden desecharlos; hay que aceptarlos, amarlos y sobre todo hacerles ver su pecado y orar para que se arrepientan y vuelvan al camino recto.
No solamente es creer que se ha hecho lo correcto yendo a cárceles y hospitales, como queriendo decir que allí están bien y es el sitio que les corresponde. También hay que llegar a ellos, escucharlos y brindarles todo el respeto, la misericordia y amor que necesitan; más si toman la decisión de ir hasta una iglesia. Nadie puede decir que no era pecador antes de recibir al Señor; precisamente siempre he considerado que el cielo no va a estar lleno de justos y puros, sino de pecadores arrepentidos.

Amado Señor: Perdónanos si nosotros que también somos parte de tu iglesia, en algún momento nos hemos considerado muy dignos de Ti, dejando de lado al prójimo que ha querido buscarte y nos hemos encargado de rechazarlos. Pon en cada uno de los que te conocemos el mismo amor que manifestaste a los pecadores, para que ese testimonio les permita reconocer su error y llegar a tu camino.  ¡Gracias buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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