jueves, 18 de junio de 2015

Nos corresponde también no contaminarnos y obedecerle




Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos. 
Deuteronomio 7:9.


Lectura: Deuteronomio 7:1-15.  Versículo del día: Deuteronomio 7:9.

MEDITACIÓN DIARIA

El pasaje habla sobre lo que Moisés les recuerda a los israelitas respecto a las ciudades que derrotarán, cuando entren a la tierra que el Señor Dios les prometió. Y entre lo que les decía, estaba el no hacer ninguna clase de pactos con ellos y destruir todos sus altares para no contaminarse con sus abominaciones.
Considero que es lo mismo que nosotros tenemos que hacer: desde el momento que le entregamos nuestra vida al Señor Jesús, entramos a una tierra nueva; ya no seremos los mismos y por tanto debemos ocuparnos de adorarlo y honrarlo exclusivamente a Él, reconociendo que es el Dios verdadero y fiel que cumple lo que promete y muestra su fiel amor a los que lo aman y obedecen. Tenemos que tener en cuenta que ya somos de Cristo y no podemos por lo tanto dejarnos llevar por las atracciones del mundo, los deseos de la carne, ni unirnos o buscar ayuda entre los que abominan y pecan contra el Señor a través de horóscopos, cartas astrales, espiritistas o brujos. Digamos que en sentido figurado, todas estas cosas pueden ser las ciudades que están alrededor y de las que ya no podemos dejarnos contaminar. Muy seguramente habrá muchas más; pidámosle al Señor que su Santo Espíritu nos dé discernimiento para no desviarnos del camino.  Si lo hacemos, ellos también nos alejarán de la verdad y terminaremos solos y arruinados porque al igual que hay una consecuencia por la obediencia; la hay por la desobediencia (v. 10).
Tengamos mucho cuidado; no fuimos comprados así porque sí. El Señor Jesús pagó un precio muy alto por cada uno: fue su propia sangre la que nos redimió para venir a permitirnos una nueva vida y tener garantizada la entrada a la patria celestial. Sepamos valorar su sacrificio y obedezcámosle para recibir todas las ricas bendiciones que nos ofrece. “Si prestas atención a estas normas, y las cumples y las obedeces, entonces el Señor tu Dios cumplirá el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados, y te mostrará su amor fiel” (v.12).

Amado Señor: Gracias por tu Palabra que es verdad, y nos la has dejado para instruirnos y aprender que eres el Único y Santo Dios, que demandas de nosotros obediencia, fidelidad y decisión sabia para no dejarnos confundir ni sucumbir en un mundo caído y alejado de Ti. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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