martes, 16 de junio de 2015

De un modo u otro somos parte de la semilla regada




Tan pronto como el grano está maduro, se le mete la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha. 
Marcos 4:29.


Lectura: Marcos 4:26-29.  Versículo del día: Marcos 4:29.

MEDITACIÓN DIARIA

Nunca le había puesto demasiada atención a esta parábola y la verdad, creo que se puede tomar como para cada uno de nosotros que somos esa semilla que poco a poco va creciendo. Quizá ni siquiera alcancemos a percatarnos de ello y menos los demás; pero llegará el momento en que esa semilla empieza a brotar al punto que se puede recoger una abundante cosecha.
Igualmente viéndola desde una perspectiva más general, el Señor nos muestra que su reino se va consolidando día a día sobre la que es su Iglesia. Él mismo se encargó de esparcir esa semilla  hasta hacerla brotar y crecer. No nos damos cuenta, considero, porque es la acción de su Santo Espíritu haciendo todo el trabajo. Al comienzo solo se notan sus tallos, luego la espiga y por último el grano lleno en la espiga hasta completar su madurez.  Puede ser en mi concepto, referirse a la Segunda Venida del Señor que viene por su Iglesia cuando ya la cosecha esté lista. Para mí, el empezar con los tallos son  los primeros que le escucharon: sus discípulos. Más tarde después de su ascensión empezaron a salir las espigas: los que vinieron por el cumplimiento de la gran comisión de los primeros y así sucesivamente su Iglesia se ha ido cimentando para estar lista y esperarlo para que la recoja completamente en su venida.
Tal vez lo más importante sea, que de un modo u otro siempre estaremos ahí: bien porque empecemos como la semilla regada o porque por esa misma semilla, contribuimos a formar la Iglesia de Cristo.

Amado Señor: Gracias porque somos partícipes en la expansión de tu reino. Deseamos que por la misión encomendada como parte de tu Iglesia, contribuyamos a que en el momento de extender la hoz, la cosecha esté lista y agradable para Ti.

Un abrazo y bendiciones.

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