Cualquiera que hace la voluntad de Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre.Marcos 3:35.
Lectura: Marcos
3:31-35. Versículo del día: Marcos 3:35.
MEDITACIÓN DIARIA
Cuando Jesús estaba
cumpliendo su ministerio fueron a buscarlo su madre y hermanos; fue avisado que
estaban afuera, y Él replicó: “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?” (v. 33).
Personalmente considero que el Señor Jesús ahí tuvo la oportunidad de dejarnos
bien claro que si nosotros lo seguimos y obedecemos haciendo la voluntad de
Dios, nos convertimos inmediatamente en su familia. Y como un paréntesis: si
bien es cierto que no le dio ninguna relevancia a su madre, tampoco quiere
decir que no le importaba porque en su agonía, al verla a los pies de la cruz,
le dijo al discípulo amado: “Ahí tienes a tu madre” (Juan 19:27a). También le
dijo a María: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Juan 19:26). Fue como dándole a
Juan el cuidado de su madre, porque más adelante dice que Juan desde ese
momento la recibió en su casa (Juan 19:27b).
Nosotros ya como parte de
su familia queremos agradar no a los hombres, sino como siervos de Cristo, agradamos
de todo corazón a Dios, haciendo su voluntad (Efesios 6:6). Recordemos que no
importa que lo llamemos “Señor, Señor” porque si no hacemos la voluntad del
Padre no entraremos al reino de los cielos (Mateo 7:21). Jesús cumplió la
voluntad del Padre en su totalidad y espera que nosotros también lo hagamos
siguiendo el ejemplo de obediencia que nos dejó. Si somos su familia tenemos
que acatar sus reglas y portarnos como tal.
Amado Señor Jesús:
Gracias porque por fe, nos consideramos como parte de tu familia celestial. Te
rogamos que cada día nos enseñes a cumplir fielmente la voluntad del Padre para
ser dignos merecedores del título que nos diste, al hacernos partícipes de esa
gran familia. ¡Te amamos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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