—Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho.Lucas 1:38.
Lectura: Lucas
1:26-38. Versículo del día: Lucas 1:38.
MEDITACIÓN DIARIA
Dios nos hizo y conoce
perfectamente; sabe lo que hay sembrado en cada uno de los corazones. Y tal
como estaba profetizado buscó exactamente el corazón de una mujer de oración,
humilde y abnegada. A la bendita virgen María no debemos adorarla, porque la
adoración solamente le pertenece a Dios (Mateo 4:10), pero sí que tenemos
tantas cosas para admirarla y agradecerle. Si ella no hubiera estado dispuesta
a agachar la cabeza y decir: —Aquí estoy Señor, aquí me tienes—, el regalo de
la salvación no hubiera llegado a la humanidad y ni tú ni yo conoceríamos a
nuestro amado Jesús.
Cuántos hombres y
mujeres también han tenido la oportunidad de decir como María: —Señor, estoy
dispuesto a entregarte mi vida para que hagas de mí la persona que quieres— y
les cuesta tomar esta decisión. En verdad por lo que afirma Dios y su Palabra,
el hacerlo redundará en beneficio no solo propio sino de todos los que nos
rodean empezando por nuestra familia.
El advenimiento del
Señor es motivo de alegría, regocijo y paz. Las luces se prenden por doquier y
en las caras de las personas se vislumbra un destello de esperanza como
esperando un nuevo amanecer. No dejemos que esta época pase inadvertida; reconozcamos
que el principal motivo de la Navidad es el Señor Jesús y dobleguemos nuestro
orgullo e incredulidad para también agachar la cabeza y convertirnos en sus
siervos. Digámosle humildemente a Dios, que también estamos dispuestos a
entregarle nuestras vidas porque Él sabe perfectamente hacia dónde conducirla.
Cada uno de los que le reciben estará poniendo un granito de arena para que los
demás de igual manera lleguen a sus pies y tengan una mejor calidad de vida. Se
gana por partida múltiple: la vida eterna personal al lado de Jesús; una vida
diferente aquí en la tierra y se aprende a amar al prójimo queriendo lo mejor
para ellos. Es la más sabia decisión que podemos tomar.
Los invito a orar al
Señor de forma personal; pueden orar conmigo así:
Amado Dios: Nunca antes
te había dicho que igual que María estoy aquí delante de ti para decirte que
hagas conmigo según tu propósito. Toma mi corazón Dios y a través de Jesús, tu
amado Hijo que vino a la tierra a salvarnos, te entrego mi vida para que seas
Tú quien la guíes y transformes de acuerdo a tu santa voluntad. Gracias buen
Jesús por venir a morar conmigo y darme la vida eterna a tu lado. Amén.
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario