sábado, 6 de diciembre de 2014

Como fieles testigos también sus siervos




Ustedes son mis testigos —afirma el Señor—, son mis siervos escogidos, para que me conozcan y crean en mí, y entiendan que yo soy. Antes de mí no hubo ningún otro dios, ni habrá ninguno después de mí. 
Isaías 43:10.


Lectura: Isaías 43:10-23.  Versículo del día: Isaías 43:10.

MEDITACIÓN DIARIA

No existe ningún otro dios ni salvador. Dios Padre nos buscó y escogió para que lo conociéramos y creyéramos en Él; para que entendiéramos que Él es el que es. No hay otro ni lo habrá: “Desde los tiempos antiguos, yo soy” (v. 13a), dice el Señor.  “En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). Ese Verbo fue hecho hombre y habitó entre nosotros. Si lo aceptamos, estamos reconociendo que es Dios, Salvador, Señor y Rey, y nos convertimos en sus fieles testigos, escogidos como sus discípulos con la misión de darlo a conocer por todo el mundo. En esta carrera tendremos días buenos y días malos; y hay  que aprender a vivir diferentes situaciones para que de ese mismo modo también podamos aconsejar y consolar. El Señor nos llama a no quedarnos en el pasado. Muy seguramente estamos arraigados a un pasado fructífero y sin mayor problema, y no entendemos por qué llegan las aflicciones. Él es especialista en asombrarnos y quizá ni cuenta nos damos en qué momento pasamos del desierto árido a la tierra que fluye leche y miel. Nos exhorta y dice: “Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado.  ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados” (vv.18-19 en la lectura). ¡Abre los ojos y mira a tu alrededor! ¡Ya estás en la tierra prometida!
Somos sus discípulos y testigos; entonces, dejémonos pulir para que después  como joyas brillantes, proclamemos su Nombre para que los demás también lo conozcan y lo sigan.

Amado Señor: Confesamos y proclamamos que eres el único Dios, Santo y Verdadero. Te damos gracias porque por tu misericordia y amor te ha placido considerarnos tus hijos.  ¡Aquí estamos Señor! Utilízanos en tu obra como fieles testigos, para anunciar al mundo tu amor.

Un abrazo y bendiciones.

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