domingo, 21 de diciembre de 2014

Jesús dignificando a la mujer



Pero cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. 
Mateo 1:20.


Lectura: Mateo 1:18-25.  Versículo del día: Mateo 1:20.

MEDITACIÓN DIARIA

Personalmente considero que desde el mismo momento de la concepción de Jesús, por intermedio de Él, Dios quiso salvaguardar a la mujer y levantarla en dignidad y honra. Esto no era notorio en el Antiguo Testamento, pero en el Nuevo las mujeres jugaron un papel importante en el ministerio del Señor. La virgen María, madre de Jesús nos da una lección de humildad y valentía al aceptar las palabras del ángel Gabriel anunciándole el propósito de Dios con ella (Lucas 1:38). Más tarde la profetisa Ana dando gracias a Dios, le hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén (Lucas 2:38). El Señor en su vida pública, sanó mujeres e incluso demostró consideración hacia ellas (Lucas 8:43-48). Marta y María hermanas de Lázaro debieron recibir de Jesús enseñanzas que afianzaron su fe, para más tarde afirmarle Marta que creía que Él era el Cristo, el Hijo de Dios que vendría al mundo (Juan 11:27). La mujer samaritana, a quien Jesús confrontó con bondad y misericordia (Juan 4:1-26). También están las mujeres que tuvieron el valor de seguirlo hasta el Gólgota (Mateo 27:55) y algo de lo que nosotras debemos sentirnos orgullosas es que fueron mujeres las primeras en encontrar la tumba vacía y ver a Jesús resucitado (Mateo 28:1-10).
Se me quedarán por fuera muchos otros ejemplos, pero con estos nos basta para entender lo que significamos las mujeres para Dios. Tenemos la misma o más capacidad del hombre espiritualmente y somos iguales a los ojos de Él : “Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús (Gálatas 3:28).
Para ti mujer: Jesús vino a dignificarte y valorarte; con Cristo puedes ser verdaderamente libre de pecados, de enfermedades y de las acechanzas del maligno; no permitas que nadie te desprecie ni que pase por encima de lo que vales y significas. El Señor Jesucristo es tu Redentor en cualquiera de las áreas de tu vida y especialmente vino para darte vida eterna. No menosprecies lo que Él hizo por ti.

Amado Señor: Te doy gracias por todas las mujeres que has utilizado para continuar tu obra evangelizadora aquí en la tierra y te ruego por las que todavía no te han conocido y viven esclavas en un mundo agresivo y vacío que las difama. Gracias por lo que hiciste al elevar a la mujer y ser el primero en concederle un espacio especial a tu lado.

Un abrazo y bendiciones.

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