Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio.Proverbios 30:5.
Lectura: Proverbios
30:1-14. Versículo del día: Proverbios
30:5.
MEDITACIÓN DIARIA
Hay quienes creen que
la Palabra de Dios es un mito o una ficción y que por lo tanto todo cuanto hay
en ella es más bien un cuento, y poca atención hay que ponerle. Otros creen que
simplemente es historia o literatura. La Palabra de Dios es inspirada por el
Espíritu Santo y nadie puede cambiar absolutamente nada de lo escrito: “Es más
fácil que desaparezcan el cielo y la tierra, que caiga una sola tilde de la ley”
(Lucas 16:17). Hay pruebas convincentes que demuestran su veracidad: las
profecías cumplidas, los testigos mismos. Juan el discípulo de Jesús escribió: “Lo
que ha sido desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las
manos, esto les anunciamos respecto al Verbo que es vida” (1 Juan 1:1). Por
otro lado también está el evangelista Lucas que además del evangelio escribió
Hechos y empieza narrándolo así: “Estimado Teófilo, en mi primer libro me
referí a todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar hasta el día en que fue llevado al cielo,
luego de darles instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que
había escogido. Después de padecer la muerte, se les presentó dándoles muchas
pruebas convincentes de que estaba vivo. Durante cuarenta días se les apareció
y les habló acerca del reino de Dios” (Hechos 1:1-3). La Biblia fue escrita por
varios autores y todos de diferente estrato social; los había desde pescadores,
hasta médicos como Lucas, e incluso recaudadores de impuestos como Mateo. En el
Antiguo Testamento tenemos a los profetas y a hombres lustrados como Moisés y
de gran sabiduría como Salomón; todos guiados por el Espíritu de Dios.
El Señor Jesús hace énfasis
en su veracidad, en la parábola del rico y Lázaro cuando ambos murieron y el
rico desde el infierno ve a Lázaro en el seno de Abraham y le pide que mande a Lázaro a casa de sus padre para
advertirle a sus hermanos y no lleguen a ese lugar de tormento: “Pero Abraham
le contestó: “Ya tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les hagan caso a
ellos!”; Abraham le dijo: “Si no les
hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante
de entre los muertos” (Lucas 16:29 y 31).
Quien dice creer en
Dios pero no cree en su Palabra es simplemente mentiroso. Estamos a puertas de
un nuevo año; te invito a que en tus metas esté empezar a leer la Biblia: “Ciertamente,
la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de
dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la
médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón”
(Hebreos 4:12).
Amado Señor: Gracias
por tu Palabra porque ella es verdad y trae a nuestras vidas paz, bienestar y la
esperanza de un futuro mejor.
Un abrazo y
bendiciones.
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