sábado, 20 de diciembre de 2014

Te necesito Jesús porque también soy pecador




¿Quién puede afirmar: Tengo puro el corazón; estoy limpio de pecado? 
Proverbios 20:9.


Lectura: Proverbios 20:1-15.  Versículo del día: Proverbios 20:9.

MEDITACIÓN DIARIA

Nadie puede decir que es bueno y que está libre de pecado (Romanos 3:23). Si al menos hubiera existido un justo el Señor no hubiera tenido que venir a la  tierra. Pero precisamente porque no había ni siquiera uno (Romanos 3:10-12), Dios en su inmenso amor nos proveyó un Salvador. Dios creó a Adán y Eva para que tuvieran una relación perfecta con Él. Sin embargo, Dios no los hizo como máquinas o robots, ellos tenían libre albedrío y podían buscar y hacer lo bueno o irse por el camino del mal. Así que resolvieron desobedecer a Dios y además mentirle acusándose mutuamente. Este pecado se transmitiría de generación en generación; pero Dios en su infinita misericordia después de la caída prometió un Salvador.
Cuando el Señor Jesús nació, se cumplió esta promesa. Dios siempre cumple lo que promete; a nosotros nos parece imposible pero Dios que es veraz y fiel, nunca falla; por eso en cualquier situación que nos encontremos y Él dice: ‘así lo haré’, así será. María a pesar de su humilde condición no solo tuvo un corazón dispuesto para Dios, sino que también le creyó a Él. El nacimiento de Jesús  es el aliciente más grande que nos puede reafirmar todas las demás promesas que hay en la Biblia. Si esta se cumplió, ¿las otras no se cumplirán?
Si Jesús dice que el vino a perdonar tus pecados y darte vida eterna, ¿será que no lo hace? Descansa en sus brazos y acepta lo que vino a hacer por ti hace dos mil años. Dile: ‘Señor soy pecador’ y ¡déjalo nacer en el pesebre de tu corazón!

Amado Dios y Padre: Infinitas gracias te damos por habernos redimido del pecado; tu promesa se cumplió y ahora nosotros nos beneficiamos de ella. Permite buen Dios, que en este cumpleaños tuyo, muchos sean los que se den cuenta de la necesidad que tienen de ti y te acepten como Señor y Salvador de sus vidas. ¡Gracias Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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