Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.Lucas 2:7.
Lectura: Lucas
2:1-7. Versículo del día: Lucas 2:7.
MEDITACIÓN DIARIA
María y José subieron
de Nazaret hacia Belén para inscribirse en un censo que se había decretado ya que
ellos eran oriundos de la ciudad de David. Estando allí, a María se le cumplió
el tiempo de dar a luz y quizá porque había muchos visitantes en Belén o
simplemente porque Dios lo dispuso así, no encontraron lugar para ellos en la
posada. María entonces: “Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre”. Las
pesebreras no huelen bien y los animales que se encuentran hacen mucha bulla.
Estamos acostumbrados a ver un pesebre limpio y bonito como nos lo representan
los artesanos, pero la realidad del nacimiento del Salvador del mundo fue muy
distinto. Sin embargo, creo que el niño Jesús al nacer en ese establo en medio
de pajas y animales, le dio un toque de alegría y luz a todo lo que le rodeaba.
El solo hecho de estar allí vuelve lo oscuro en claro; lo nauseabundo en olor
fragante; lo frío en calor y lo ruidoso en suave murmullo. Exactamente lo hace también
en el corazón de todo aquel que lo acepta como Señor y Salvador. No importa
cómo esté ese pesebre; puede estar completamente podrido, pero Jesús se encarga
de restaurarlo totalmente.
Lo importante en esta
Navidad es que Jesús nazca también en el pesebre de tu corazón. ¿Le darías
posada ahí?
Amado Señor Jesús: Te
entregamos el pesebre de nuestro corazón para que vengas a nacer en él. Tú lo
conoces Señor y sabes cuán dañado y deteriorado está. Gracias porque tú
precisamente vienes a transformarlo todo, a regenerarlo y restaurarlo hasta que
quede de acuerdo a tu diseño.
Un abrazo y
bendiciones.
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