domingo, 14 de diciembre de 2014

El pesebre de tu corazón




Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada. 
Lucas 2:7.


Lectura: Lucas 2:1-7.  Versículo del día: Lucas 2:7.

MEDITACIÓN DIARIA

María y José subieron de Nazaret hacia Belén para inscribirse en un censo que se había decretado ya que ellos eran oriundos de la ciudad de David. Estando allí, a María se le cumplió el tiempo de dar a luz y quizá porque había muchos visitantes en Belén o simplemente porque Dios lo dispuso así, no encontraron lugar para ellos en la posada. María entonces: “Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre”. Las pesebreras no huelen bien y los animales que se encuentran hacen mucha bulla. Estamos acostumbrados a ver un pesebre limpio y bonito como nos lo representan los artesanos, pero la realidad del nacimiento del Salvador del mundo fue muy distinto. Sin embargo, creo que el niño Jesús al nacer en ese establo en medio de pajas y animales, le dio un toque de alegría y luz a todo lo que le rodeaba. El solo hecho de estar allí vuelve lo oscuro en claro; lo nauseabundo en olor  fragante; lo frío en calor y lo ruidoso en suave murmullo. Exactamente lo hace también en el corazón de todo aquel que lo acepta como Señor y Salvador. No importa cómo esté ese pesebre; puede estar completamente podrido, pero Jesús se encarga de restaurarlo totalmente.   
Lo importante en esta Navidad es que Jesús nazca también en el pesebre de tu corazón. ¿Le darías posada ahí?  

Amado Señor Jesús: Te entregamos el pesebre de nuestro corazón para que vengas a nacer en él. Tú lo conoces Señor y sabes cuán dañado y deteriorado está. Gracias porque tú precisamente vienes a transformarlo todo, a regenerarlo y restaurarlo hasta que quede de acuerdo a tu diseño.

Un abrazo y bendiciones.

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