jueves, 17 de julio de 2014

Ser sabios en el manejo del dinero



A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos. 
1 Timoteo 6:17.

Lectura: 1 Timoteo 6:3-21.  Versículo del día: 1 Timoteo 6:17.

MEDITACIÓN DIARIA

Es más fácil encontrar personas humildes de corazón dentro de los pobres que dentro de los ricos.  Los ricos por lo general piensan que lo tienen todo, que no necesitan de nadie y además se envanecen de sus riquezas, creyendo que sus bienes han sido logrados solamente por su puño y fuerza.  No se dan cuenta que es Dios quien provee de todo y que si no fuera por su mano bondadosa proporcionando salud, capacidad y trabajo, no tendrían absolutamente nada.  Por eso dijo el Señor: “Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios” (Marcos 10:25).  No es que los ricos no se salven; lo que pasa es que el Señor conoce los corazones y sabe muy bien, quién es el que gobierna la vida de las personas. Hay que tener muchísimo cuidado con la administración del dinero y específicamente, Dios nos prevé de aquellos que piensan que el cristianismo es un medio de obtener ganancias (vv.  5-9 en la lectura).  El dinero puede obsesionar a una persona y desviarla completamente del Evangelio: “Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores” (v. 10).  
La riqueza es para disfrutarla y como nos dice más adelante Pablo: es para hacer el bien y ser ricos en buenas obras; para ser  generosos y compartirla (v. 18).  De este modo, acumularemos tesoros para el cielo: “Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón (Mateo 6:21).  Hay que aprender a ser sabios en el manejo del dinero, sin dejar que él nos maneje a nosotros.

Amado Señor: Gracias porque todo el oro y la plata del mundo te pertenecen y por tu bendita bondad y misericordia, lo has puesto a disposición del hombre.  Enséñanos a manejarlo sabiamente para no dejar que nuestro corazón se desvíe hacia lo vano del mundo.  Queremos cosechar tesoros para el cielo.

Un abrazo y bendiciones.  

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