jueves, 3 de julio de 2014

Dios nunca nos dejará




El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes. 
Deuteronomio 31:8.


Lectura: Deuteronomio 31:1-8.  Versículo del día: Deuteronomio 31:8.

MEDITACIÓN DIARIA

Después de salir del desierto hay la orden de marchar hacia adelante; no hay tiempo de desanimarnos ni de temer.  Hay una promesa: “nunca te dejará ni te abandonará”; Dios es fiel.  La familia, los amigos pueden fallar y en el momento más crucial, abandonarnos.  Con Dios no tenemos ese problema; su fidelidad nunca se agota.  Hay situaciones en la vida que nos hacen pensar que Dios nos abandonó; que miramos para un lado y otro sin verlo ni encontrar respuesta.  A veces estamos tan cansados y rendidos que solo nos queda mirar el piso y es ahí, cuando en muchas ocasiones nos pasa como dice la poesía de ‘Huellas en la arena’: el Señor nos muestra que ni siquiera vemos sus pisadas, porque hacía rato venía cargándonos en sus brazos.
Nadie puede decir que los desiertos son felices, no.  Y cuando ya estamos terminando la travesía, nos encontramos ante un cúmulo de cómos y de incertidumbres.  Hace unos años una persona conocida, tuvo que afrontar la enfermedad de su esposo joven, que por un descuido médico murió, dejándola sola con sus hijitos y su pequeña empresa.  Esta situación fue para ella un desierto árido por el que transitó y al final, solo tenía preguntas para hacerse: ¿Cómo voy a hacer con mis hijos? ¿Cómo vamos a sobrevivir?  ¿Cómo se manejará ese negocio?  ¡No puedo con toda esta carga!  Dios nos manda que no temamos ni nos desanimemos.  Él quita, pero también pone.  Incluso situaciones de adversidad han servido para que en especial mujeres que se creían inútiles, saquen sus dones y talentos a relucir.  Dios no se queda quieto y cuando nuestra confianza está basada en Él, jamás nos defraudará. Dios no miente y su Palabra dice que no nos dejará ni abandonará.  ¡Gloria por siempre a su Nombre!

Amado Señor: Gracias por tu promesa de no dejarnos desamparados y a la deriva; gracias porque eres fiel y siempre estarás a nuestro lado pase lo que pase. Gracias porque nos cubres con tu bondad misericordiosa y tu amor eterno.

Un abrazo y bendiciones.

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