Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna.1 Timoteo 2:1-2.
Lectura: 1 Timoteo
2:1-8. Versículos del día: 1 Timoteo
2:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
Hay órdenes que el
Señor nos da y en nuestra naturaleza pecaminosa no entendemos; por ejemplo,
cuando nos manda amar a los enemigos. No es fácil, pero esa es su
voluntad. Igual sucede cuando nos dice
que oremos con súplicas por los gobernantes.
Quizá si el mandatario es el de nuestros afectos lo hacemos, pero si no
lo es, lo dejamos a un lado.
De ninguna manera
quiere Dios que este sea nuestro proceder.
Sea o no sea, hay que orar por gobernantes y autoridades, y en mi
concepto muchísimo más, si sabemos que es una persona cristiana y tiene un
cargo público. Dice más adelante el
apóstol Pablo, que esto es bueno y agradable al Señor y que Él quiere que todos
lleguen a conocer la verdad y sean salvos (vv. 3-4); ¿qué sabemos si nuestras
oraciones por ellos, permitirán que conozcan a Jesús como su Salvador y se
salven? Dios actúa de diferentes maneras.
Incluso, quizá, por nosotros oraron personas que ni siquiera sabemos,
pero sus oraciones llegaron a la presencia del Señor y nos permitió
conocerle. Así que no despreciemos a
nadie, ni dejemos por fuera de nuestra lista a aquellos que nos gobiernan y ejercen puestos de alto mando. “Quiero, pues, que en todas partes los
hombres levanten las manos al cielo con pureza de corazón, sin enojos ni
contiendas” (v. 8). Fijémonos bien: “sin
enojos ni contiendas”; nos guste o no nos guste, hay que hacerlo.
Amado Señor: Hoy te
suplicamos por nuestra patria amada y todos sus gobernantes. Te suplicamos por
el presidente, gobernadores y alcaldes; por todos los que ejercen algún cargo
de autoridad, incluso nuestras fuerzas militares. Te rogamos para que sea tu
Santo Espíritu quien los convenza de pecado, de justicia y de juicio. Oramos por sus vidas, sus familias y el cargo
que ejercen; y ante todo oramos porque te conozcan a Ti, como el Señor de señores y
Rey de reyes que eres; como el verdadero Dios y Salvador del mundo. Gracias por
todo ellos Señor.
Un abrazo y
bendiciones.
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