El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.1 Timoteo 5:8.
Lectura: 1 Timoteo 5: 1-25. Versículo del día: 1 Timoteo 5:8.
MEDITACIÓN DIARIA
Pablo, en este capítulo
instruye a su hijo espiritual Timoteo, sobre la manera de tratar a las viudas y
a los ancianos. La Palabra de Dios es
verdad, y esto es también para todos los creyentes. Le dice que trate a los ancianos como si
fueran su padre, a los jóvenes como a hermanos, a las ancianas como a madres y
a las jóvenes como hermanas, con toda pureza.
También le habla de lo que se debe hacer con las viudas (vv.3-5); y creo que es
algo de lo que la Iglesia en general se ha olvidado; considero que poca
atención se les da a estas mujeres. Claro, más abajo hace la aclaración que
sean las de más de sesenta años y hayan hecho siempre el bien; o sea llevado
una vida de testimonio.
Como este versículo en
general ha sido encaminado a los que no
proveen para su propia casa, poco hemos analizado la primera parte; y es sobre
ese punto que deseo hacer énfasis. Es
importante anotar lo siguiente: “El que no provee para los suyos, y
sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un
incrédulo” (el subrayado es personal).
Esto me hace reflexionar sobre el versículo y llegar a la conclusión que
no necesariamente, la viuda puede ser la madre de un hogar, sino las viudas que haya en el círculo familiar. O sea: una tía, una cuñada, una abuela, etc. Muchos dirán o pensarán que si ni siquiera lo ganado alcanza para el
sustento de su propia familia, es difícil tender la mano a los demás. Se me
asemeja a lo dicho por el Señor a los escribas y fariseos: “Debían haber
practicado esto sin descuidar aquello” (Mateo 23:23); porque de todas maneras,
siempre que se pueda hacer el bien, hay que hacerlo. Además considero que no todo es plata; podemos dar cariño, compañía,
comprensión, calor espiritual, colaboración, etc. Solamente les dejo la reflexión para que
analicen el versículo bajo otra perspectiva.
Amado Señor: Enséñanos
a escudriñar tu Palabra minuciosamente para no pasar por alto instrucciones
importantes, que nos ayudarían a llevar una vida más fructífera y a cumplir tus
mandatos con más exactitud. Gracias buen
Señor.
Un abrazo y
bendiciones.
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