viernes, 11 de julio de 2014

El trabajo es una bendición



Porque incluso cuando estábamos con ustedes, les ordenamos: “El que no quiera trabajar, que tampoco coma”. 
2 Tesalonicenses 3:10.

Lectura: 2 Tesalonicenses 3:6-13. Versículo del día: 2 Tesalonicenses 3:10.

MEDITACIÓN DIARIA

Pablo en esta carta deja muy claro lo indispensable del trabajo.  El trabajo suple todas las necesidades del hombre, pero el apóstol aquí es bien explícito y afirma que quien no quiera trabajar, pues tampoco coma.  Dice además algo muy cierto: que los que no hacen nada productivo, se meten donde no les importa y lo que acarrean son problemas: “Nos hemos enterado de que entre ustedes hay algunos que andan de vagos, sin trabajar en nada, y que sólo se ocupan de lo que no les importa” (v.11).  Es que definitivamente no tener la mente ocupada es darle cabida al enemigo para que empiece a maquinar suposiciones y  malos pensamientos que si no se controlan, llevan a conflictos. “A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo que tranquilamente se pongan a trabajar para ganarse la vida” (v. 12). Si observamos, no solo es una exhortación, es una orden.  En esto los padres latinos a veces pecamos, porque somos muy permisivos con nuestros hijos ya mayores en edad  de sustentarse ellos mismos, y sin embargo, siguen al lado del ‘hotel mamá’. La concepción del trabajo en los estadounidenses es tan seria, que hasta en este sentido nos dan ejemplo: el hijo cumple su mayoría de edad y ya empieza a buscar su propio camino.  El trabajo no es una carga  es una bendición, y quien goza de un trabajo debe de estar agradecido con Dios y saber sostenerlo, pues no es fácil encontrarlo.
Termina Pablo la exhortación diciéndonos: “Ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien” (v. 13).  Se me antoja que, si se está pasando por un tiempo sin trabajo, usemos ese tiempo en algo provechoso sea en la iglesia, en la comunidad donde vivimos o donde el Espíritu Santo nos muestre; seguro que encontraremos algo para hacer.  De todas maneras, siempre busquemos el bien.

Amado Señor: Gracias porque el trabajo es una bendición y tú bendices nuestros hogares con trabajos dignos y fructíferos. Enséñanos a alegrarnos en ellos y a laborar como si fuera para ti. También enséñanos a manejar bien nuestro tiempo de manera que en toda actividad siempre hagamos el bien.

Un abrazo y bendiciones.

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