viernes, 18 de julio de 2014

Compartiendo la sana doctrina




Con fe y amor en Cristo Jesús, sigue el ejemplo de la sana doctrina que de mí aprendiste.  Con el poder del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida la preciosa enseñanza que se te ha confiado.  
 2 Timoteo 1:13-14.


Lectura: 2 Timoteo 3-13.  Versículos del día: 2 Timoteo 1:13-14.

MEDITACIÓN DIARIA

¡Qué importante son nuestras oraciones por los que vienen detrás! Pablo exalta aquí la labor tanto de la abuela como de la madre de Timoteo (v. 5).  Además de esto, Timoteo tuvo en Pablo a un padre espiritual que siempre lo instruyó y edificó en la fe del Señor Jesucristo.  Sus recomendaciones son también para nosotros: Sin dejar apagar esa llama (v. 6), diría yo, que la llama del primer amor con el Señor que es tan especial; recordar que Dios nos salvó y llamó por su propia gracia, lo cual nos debe dirigir hacia una vida santa (v. 9).   Y este es el testimonio que tenemos que compartir sin avergonzarnos del Evangelio que hemos recibido y aprendido, porque sabemos en quién hemos creído (v. 12).  No tenemos que temerle a la gente ni  apabullarnos por ella; tenemos en nosotros la fuente del amor mismo, el que nos reviste de poder y fuerza para no callar (v. 7). 
Hay que continuar en la carrera sin desviarnos ni a derecha ni a izquierda; siguiendo siempre la sana doctrina y dejándonos guiar por el Espíritu Santo quien mora en nosotros, y sabe que es lo que nos conviene. De paso, aunque no lo sepamos, oremos por aquellas personas que lo hicieron por nosotros para que llegáramos a conocer al que es el Camino, la Verdad y la Vida; Dios sí sabe quienes fueron.

Amado Señor Jesucristo: Gracias infinitas te damos por el privilegio que tenemos al haberte conocido. Permite que siempre estemos dispuesto a hablar de ti y compartir con otros lo que has permitido que aprendamos, sin ningún temor ni vergüenza porque sabemos que tenemos en Ti, al majestuoso Rey y Señor quien con su amor nos rescató de las garras del infierno.  Gracias te damos también por los que sin saberlo, nos llevaron a tus píes.

Un abrazo y bendiciones.

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