sábado, 14 de junio de 2014

Todo nuestro ser rendido ante Él



He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.  
 Gálatas 2:20.


Lectura: Gálatas 2:1- 21.  Versículo del día: Gálatas 2:20.

MEDITACIÓN DIARIA

El viejo hombre de cada persona tiene que morir cuando conoce a Cristo Jesús, para darle paso al nuevo.  El Señor le dijo a Nicodemo que tenía que nacer de nuevo, pero no de la carne sino del Espíritu (Juan 3:3-8).  Cuando recibimos al Señor en nuestra vida nacemos de nuevo. “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!” (2 Corintios 5:17).  Si somos nueva creación, quiere decir entonces que hemos dejado atrás todo aquello que nos ataba, que nos reprimía, que nos tenía encarcelados.  Si en verdad Cristo vive en mí, tengo que dar testimonio de que así es.  Tengo que tener el dominio propio para decirle ‘NO’ al pecado.
Cuando nos rendimos ante el Señor, estamos entregado todo lo nuestro en sus manos.  Pero con frecuencia sucede que muchas veces le entregamos ciertas áreas pero otras las hemos dejado todavía en nuestra vieja naturaleza y al dejar este campo abierto, el enemigo aprovechará la ocasión para hacernos caer.  Si hemos sido crucificados con Cristo, quiere decir que en su totalidad el viejo hombre tiene que morir para darle paso al nuevo y con nuestros actos, vivir demostrando el amor de Aquel que dio su vida por salvarnos. Es necesario que nosotros vayamos muriendo al pecado, para aprender a vivir de acuerdo a la voluntad de Dios; y para esto tenemos que rendirnos totalmente ante Él.

Amado Señor Jesús: Hoy queremos entregarte todo nuestro ser; rendirnos completamente a ti, para decir en verdad que estamos crucificados contigo.  Permítenos empezar a vivir la vida como hemos debido hacerlo desde el mismo momento en que te conocimos: sin restricciones ni tapujos.  Gracias Señor, por el regalo maravilloso que nos has dado al morir en nuestro lugar.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: