Nosotros, colaboradores de Dios, les rogamos que no reciban su gracia en vano. Porque él dice: “En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé”. Les digo que éste es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el día de salvación!2 Corintios 6:1-2.
Lectura: 2 Corintios
6:1-13. Versículos del Día: 2
Corintios 6:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
Bien se nos dice que no
dejemos para mañana, lo que podamos hacer hoy.
Nadie tiene la vida comprada y el Señor Jesús vino a pregonar el año del
favor del Señor. En Él se estaba
cumpliendo lo profetizado por Isaías (Isaías 61:1-3); en (Lucas 4:18-19); pero
los suyos, los de Nazaret lo rechazaron,
por eso en su lamento por Jerusalén dijo: “¡Cómo quisiera que hoy
supieras lo que te puede traer paz!” (Lucas 19:42).
«Por eso, Dios volvió a
fijar un día, que es “hoy”, cuando mucho después declaró por medio de David lo
que ya se ha mencionado: “Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón”»
(Hebreos 4:7).
El Señor mismo está
haciendo un llamado a todo aquel que le escucha para que no retarde más su
decisión; para que no endurezca más el corazón y le permita ser su Señor y
Salvador personal. Es “hoy”; no es
mañana ni pasado mañana, ni dentro de una semana; es “hoy”. Hoy es el día de la
gracia, del regalo especial de parte de Dios.
Quizá hoy es el único día
que tienes para reconocerle como tu Redentor, mañana puede ser tarde. El Señor
te dice: “¡Cómo quisiera que hoy supieras
lo que te puede traer paz!”. No permitas
que el enemigo te engañe; muy seguramente te dirá que tienes el tiempo
suficiente. Pero si Dios te llama hoy, ¿que
vas a decirle? Noo; de ninguna manera;
acéptale en tu vida. Si deseas puedo guiarte con una oración; dile así:
Señor Jesucristo: Yo
reconozco que eres el Hijo de Dios que te hiciste hombre y padeciste por mí en
una cruz; que resucitaste de entre los muertos y estás sentado a la derecha del
Padre. Hoy vengo a ti; perdona mis
pecados y te acepto en mi corazón como mi único Señor y Salvador. Gracias por entrar
en mi vida, por perdonarme y limpiarme; gracias por darme la vida eterna
contigo. Amén.
Un abrazo y
bendiciones.
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