De hecho, si había algo que perdonar, lo he perdonado por consideración a ustedes en presencia de Cristo, para que Satanás no se aproveche de nosotros, pues no ignoramos sus artimañas.2 Corintios 2:10-11.
Lectura: 2 Corintios
2:1-11. Versículos del día: 2 Corintios
2:10-11.
MEDITACIÓN DIARIA
Pablo nuevamente nos
habla algo más sobre el perdón. El
perdón es tan importante en la vida que bien como lo dice: “para que Satanás no
se aproveche de nosotros”. Cuando no
perdonamos, dejamos una puerta abierta para que el enemigo haga de las suyas;
por eso: “No dejen que el sol se ponga estando aún enojados” (Efesios
4:26). Esto es, no irnos a dormir
estando aún airados con otra persona.
Por lo mismo, lo mejor es tan pronto nos demos cuenta que hemos fallado,
pedir perdón; y si somos los agredidos, perdonar, así ni siquiera nos lo hayan
pedido. No podemos guardar odios o rencores porque don Satán se irá
aprovechando de la situación, e irá creando en nosotros raíces de amargura que crecerán
día tras día, hasta incluso llegar a enfermarnos.
La amargura, el
resentimiento, el odio, los celos poco a poco van tomando posesión de la
persona y llevarla a situaciones muy lamentables. La falta de perdón ha acabado
con matrimonios, ha causado guerras, asesinatos, y muchas patrañas más de las
que se ha cogido Satanás para imponer su ley.
Considero que es el mal, que más ha causado muertes por encima de
enfermedades como el sida, el cáncer o el corazón. La guerra causada por la
violencia, la violencia por el odio y el odio por la falta de perdón. Una bola
de nieve que cada día toma más fuerza para destruir a la humanidad.
Lo aconsejable para
esto es la sanidad espiritual; hay que ahondar en el tema y cortar de raíz la
amargura, para que el árbol cargado de odios, rencores, pesares, celos, envidias,
críticas, contiendas, etc. se derrumbe completamente. Cuando perdonamos, una carga inmensa sale a
volar y nos sentimos completamente libres. El perdón es una decisión y una
decisión que se debe tomar a tiempo; no lo dejes para mañana.
Amado Dios y Padre: Enséñanos
a perdonar como tú nos perdonas. Permite que tu Santo Espíritu escudriñe hasta el
fondo de nuestro ser, y saque de allí todo lo que nos esté haciendo daño por
causa de la falta de perdón. Lávanos
Señor con tu preciosa sangre; límpianos completamente y pon un espíritu nuevo y
obediente que nos sostenga. Gracias Señor, porque Tú eres el único que puedes
dar consuelo a un corazón quebrantado, dolido y fracasado. Que el gozo de tu salvación habite ahora,
para la honra y gloria de tu Nombre.
Un abrazo y
bendiciones.
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