domingo, 1 de junio de 2014

El porqué de perdonar




De hecho, si había algo que perdonar, lo he perdonado por consideración a ustedes en presencia de Cristo, para que Satanás no se aproveche de nosotros, pues no ignoramos sus artimañas. 
2 Corintios 2:10-11.


Lectura: 2 Corintios 2:1-11.  Versículos del día: 2 Corintios 2:10-11.

MEDITACIÓN DIARIA

Pablo nuevamente nos habla algo más sobre el perdón.  El perdón es tan importante en la vida que bien como lo dice: “para que Satanás no se aproveche de nosotros”.  Cuando no perdonamos, dejamos una puerta abierta para que el enemigo haga de las suyas; por eso: “No dejen que el sol se ponga estando aún enojados” (Efesios 4:26).  Esto es, no irnos a dormir estando aún airados con otra persona.  Por lo mismo, lo mejor es tan pronto nos demos cuenta que hemos fallado, pedir perdón; y si somos los agredidos, perdonar, así ni siquiera nos lo hayan pedido. No podemos guardar odios o rencores porque don Satán se irá aprovechando de la situación, e irá creando en nosotros raíces de amargura que crecerán día tras día, hasta incluso llegar a enfermarnos.
La amargura, el resentimiento, el odio, los celos poco a poco van tomando posesión de la persona y llevarla a situaciones muy lamentables. La falta de perdón ha acabado con matrimonios, ha causado guerras, asesinatos, y muchas patrañas más de las que se ha cogido Satanás para imponer su ley.  Considero que es el mal, que más ha causado muertes por encima de enfermedades como el sida, el cáncer o el corazón. La guerra causada por la violencia, la violencia por el odio y el odio por la falta de perdón. Una bola de nieve que cada día toma más fuerza para destruir a la humanidad.
Lo aconsejable para esto es la sanidad espiritual; hay que ahondar en el tema y cortar de raíz la amargura, para que el árbol cargado de odios, rencores, pesares, celos, envidias, críticas, contiendas, etc. se derrumbe completamente.  Cuando perdonamos, una carga inmensa sale a volar y nos sentimos completamente libres. El perdón es una decisión y una decisión que se debe tomar a tiempo; no lo dejes para mañana.

Amado Dios y Padre: Enséñanos a perdonar como tú nos perdonas. Permite que tu Santo Espíritu escudriñe hasta el fondo de nuestro ser, y saque de allí todo lo que nos esté haciendo daño por causa de la falta de perdón.  Lávanos Señor con tu preciosa sangre; límpianos completamente y pon un espíritu nuevo y obediente que nos sostenga. Gracias Señor, porque Tú eres el único que puedes dar consuelo a un corazón quebrantado, dolido y fracasado.  Que el gozo de tu salvación habite ahora, para la honra y gloria de tu Nombre.

Un abrazo y bendiciones.

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