sábado, 21 de junio de 2014

Dios siempre está dispuesto a perdonar




El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido.  
 Salmo 51:17.


Lectura: Salmo 51:1-19.  Versículo del día: Salmo 51:17.

MEDITACIÓN DIARIA

Este Salmo fue escrito por el rey David después de haber pecado contra el Señor.  Miremos que no solamente fue haberle quitado la esposa al soldado Urías, quien se encontraba en la guerra; sino también mandarlo matar, al ordenar que lo pusieran al frente del batallón.  Sin embargo, la Biblia también nos dice que David tenía un corazón conforme al corazón de Dios.
Esto nos enseña que Dios está dispuesto a perdonar al pecador por muy grandes que sean sus pecados: “Vengan, pongamos las cosas en claro  —dice el Señor—.  ¿Son sus pecados como escarlata?  ¡Quedarán blancos como la nieve!  ¿Son rojos como la púrpura?  ¡Quedarán como la lana!” (Isaías 1:18).  David, derramó su corazón ante el Señor y con lágrimas que salieron de lo profundo de su ser, reconoció cuánto se había equivocado y por ende caído (vv. 1-4).  Sí, tenemos derecho a caernos; a lo que no tenemos derecho es a quedarnos caídos y permanecer en la transgresión.   No podemos abusar de la gracia; pero si caemos, abogado tenemos ante Dios Padre: “Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo. Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo” (1 Juan 1:1-2).  Todos pecamos y el que diga que no, es un mentiroso (1 Juan 1:8); pero en Cristo tenemos el perdón de pecados (Juan 1:9), la restauración y el gozo de saber que somos perdonados. Que  Dios nos ama a pesar de ser tan obstinados.

Amado Señor: Gracias por estar tan pendiente de nosotros; por mirarnos con ojos misericordiosos y abogar ante el Padre celestial cuando caemos.  Gracias porque es tu Santo Espíritu quien nos convence de todo pecado y nos guía a quebrantarnos ante ti y reconocer nuestras faltas.  Gracias por tu infinito amor buen Jesús y por tu fidelidad que jamás nos abandona.

Un abrazo y bendiciones.

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