El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido.Salmo 51:17.
Lectura: Salmo 51:1-19. Versículo del día: Salmo 51:17.
MEDITACIÓN DIARIA
Este Salmo fue escrito
por el rey David después de haber pecado contra el Señor. Miremos que no solamente fue haberle quitado
la esposa al soldado Urías, quien se encontraba en la guerra; sino también
mandarlo matar, al ordenar que lo pusieran al frente del batallón. Sin embargo, la Biblia también nos dice que
David tenía un corazón conforme al corazón de Dios.
Esto nos enseña que Dios
está dispuesto a perdonar al pecador por muy grandes que sean sus pecados: “Vengan,
pongamos las cosas en claro —dice el
Señor—. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!” (Isaías 1:18). David, derramó su corazón ante el Señor y con
lágrimas que salieron de lo profundo de su ser, reconoció cuánto se había
equivocado y por ende caído (vv. 1-4). Sí, tenemos derecho a caernos; a lo que no
tenemos derecho es a quedarnos caídos y permanecer en la transgresión. No podemos
abusar de la gracia; pero si caemos, abogado tenemos ante Dios Padre: “Mis
queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca,
tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo. Él es el
sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino
por los de todo el mundo” (1 Juan 1:1-2).
Todos pecamos y el que diga que no, es un mentiroso (1 Juan 1:8); pero
en Cristo tenemos el perdón de pecados (Juan 1:9), la restauración y el gozo de
saber que somos perdonados. Que Dios nos
ama a pesar de ser tan obstinados.
Amado Señor: Gracias
por estar tan pendiente de nosotros; por mirarnos con ojos misericordiosos y
abogar ante el Padre celestial cuando caemos.
Gracias porque es tu Santo Espíritu quien nos convence de todo pecado y
nos guía a quebrantarnos ante ti y reconocer nuestras faltas. Gracias por tu infinito amor buen Jesús y por
tu fidelidad que jamás nos abandona.
Un abrazo y
bendiciones.
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