miércoles, 11 de junio de 2014

Me basta tu gracia




Pero él me dijo: “Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad”. Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.  
 2 Corintios 12:9.


Lectura: 2 Corintios 12:1-10.  Versículo del día: 2 Corintios 12:9.

MEDITACIÓN DIARIA

Definitivamente así es.  Así lo he podido experimentar en mi vida cristiana.  Muchos dirán o pensarán: ‘eso es masoquismo’; pero no.  Es apreciar el amor de Dios más allá de lo imaginado.  Es saber que si no fuese por esas dificultades que nos hacen débiles, no podríamos tener la alegría de compartir con los nuestros sus grandes maravillas.  Es entender por algo que considero sobrenatural, que es la manera más apropiada para Dios de tenerme muy cerca de su corazón, porque a mayor dificultad, mayor oración, mayor quebrantamiento y mayor regocijo cuando veo su respuesta.
“Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (v. 10).
También sé que otros tantos si no lo dicen, lo piensan: ‘¿dónde está el Dios del que tanto habla?’.  No importa lo que digan o piensen, pues yo prosigo gozosa hacia la meta trazada, sabiendo que siempre me llevará mi buen Señor de su mano protectora. “porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos como en los días de fiesta” (Sofonías 3:17-18a). “alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también sea inmensa su alegría cuando se revele la gloria de Cristo” (1 Pedro 4:13).
Los invito a que valoren también el amor y la misericordia de Dios en medio de la aflicción.  Por encima de todo, regocíjense y gócense en el Señor su Salvador.

Amado Señor: Muchas gracias porque cuando m siento débil, tu fuerza me levanta; porque cuando estoy sola, tú eres mi compañía; porque cuando no tengo a mi lado ayuda, eres mi asistente incondicional.  Gracias porque en todo momento veo tu rostro sonriéndome y tus brazos arrullándome. ¿Cómo no decir con esto, que me basta tu gracia?  ¡Eres mi Padre, mi hermano, mi amigo fiel y el mejor ayudador!

Un abrazo y bendiciones.

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