Pero él me dijo: “Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad”. Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.2 Corintios 12:9.
Lectura: 2 Corintios
12:1-10. Versículo del día: 2 Corintios
12:9.
MEDITACIÓN DIARIA
Definitivamente así
es. Así lo he podido experimentar en mi
vida cristiana. Muchos dirán o pensarán:
‘eso es masoquismo’; pero no. Es apreciar
el amor de Dios más allá de lo imaginado.
Es saber que si no fuese por esas dificultades que nos hacen débiles, no
podríamos tener la alegría de compartir con los nuestros sus grandes
maravillas. Es entender por algo que
considero sobrenatural, que es la manera más apropiada para Dios de tenerme muy
cerca de su corazón, porque a mayor dificultad, mayor oración, mayor
quebrantamiento y mayor regocijo cuando veo su respuesta.
“Por eso me regocijo en
debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por
Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (v. 10).
También sé que otros
tantos si no lo dicen, lo piensan: ‘¿dónde está el Dios del que tanto habla?’. No importa lo que digan o piensen, pues yo
prosigo gozosa hacia la meta trazada, sabiendo que siempre me llevará mi buen
Señor de su mano protectora. “porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en
ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos como en los
días de fiesta” (Sofonías 3:17-18a). “alégrense de tener parte en los
sufrimientos de Cristo, para que también sea inmensa su alegría cuando se
revele la gloria de Cristo” (1 Pedro 4:13).
Los invito a que valoren
también el amor y la misericordia de Dios en medio de la aflicción. Por encima de todo, regocíjense y gócense en
el Señor su Salvador.
Amado Señor: Muchas
gracias porque cuando m siento débil, tu fuerza me levanta; porque cuando estoy
sola, tú eres mi compañía; porque cuando no tengo a mi lado ayuda, eres mi
asistente incondicional. Gracias porque
en todo momento veo tu rostro sonriéndome y tus brazos arrullándome. ¿Cómo no
decir con esto, que me basta tu gracia? ¡Eres
mi Padre, mi hermano, mi amigo fiel y el mejor ayudador!
Un abrazo y
bendiciones.
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