jueves, 12 de junio de 2014

Empecemos por el amor y el perdón




Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos. ¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en ustedes? 
2 Corintios 13:5.


Lectura 2 Corintios 13:1-10.  Versículo del día: 2 Corintios 13:5.

MEDITACIÓN DIARIA

Unamos el versículo del día con la exhortación de Moisés al pueblo de Israel: “Y ahora, Israel, ¿qué te pide el Señor tu Dios? Simplemente que le temas y andes en todos sus caminos, que lo ames y le sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma” (Deuteronomio 10:12).  Quitemos el Israel y pongamos ahí nuestro nombre. Probémonos y miremos si en realidad actuamos acorde con lo que predicamos.  Si el Señor Jesús está en nosotros, reflexionemos y seamos sinceros al respondernos. ¿Le tememos y andamos en sus caminos amándole y sirviéndole con todo el corazón y con toda el alma? El Señor dijo que este era el mandamiento más importante; y en seguida nos refirió otro que se complementa con el primero (Mateo 22:37-40), porque no podemos amar a nuestro prójimo si no amamos como debe ser a Dios.
No tenemos en el corazón la convicción del perdón y mucho menos entendemos la reconciliación con Dios por medio del Señor Jesucristo, y por eso mismo nos cuesta perdonar.  Creemos que lo mejor es seguir guardando en el corazón resentimientos, culpas, odios, rencores que sin lugar a duda alguna, lo que nos hace es destruirnos y no encontrar  la paz. Repetimos como loros el ‘Padre Nuestro’ sin tener en cuenta el “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores”; “Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas” (Mateo 6:12 y 14-15).
Examinémonos y probémonos a ver si en verdad el Señor Jesucristo, el Dios de amor quien nos dejó el nuevo mandato de amarnos como nos ama Él,  está o no está en nosotros. Empecemos por el amor y el perdón.  

Amado Señor Jesús: Tu Iglesia está llena de personas que dicen conocerte y seguirte; permite que si es así, demostremos con hechos y no con palabras que verdaderamente creemos en ti, que creemos en el perdón y en la reconciliación porque amamos como tú nos enseñaste a hacerlo.

Un abrazo y bendiciones.

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