Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos.Gálatas 4:4-5.
Lectura: Gálatas
4:1-7. Versículo del día: Gálatas 4:4-5.
MEDITACIÓN DIARIA
En el Antiguo
Testamento regía la ley, pero con la venida del Señor Jesucristo todo cambió. “De
hecho, Cristo es el fin de la ley, para que todo el que cree reciba la justicia”
(Romanos 10:4). Todo estaba calculado en
los tiempos de Dios, y Jesucristo vino al mundo en el tiempo exacto, nacido de
una virgen por obra y gracia del Espíritu Santo, o sea con naturaleza humana
por parte de su madre y naturaleza divina por parte de Dios. Vino no solamente
a rescatar a los de su pueblo, sino también a toda la humanidad (a los
gentiles), y es ahí donde también tenemos cabida como hijos adoptados de Dios. La
adopción es el acto legal de tomar a una persona (por lo general niños) dentro
del seno familiar, con todos lo derechos y deberes que corresponden a los
hijos.
Cuando recibimos al
Señor Jesucristo en nuestra vida, nos convertimos en hijos de Dios: “Todos
ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26), y no
hay nada más glorioso que saber esta verdad.
En otros tiempos estábamos
muertos en las transgresiones y pecados, andando conforme al mundo (Efesios
2:1-3); pero ahora por su infinita misericordia y amor, nos dio nueva vida con
Cristo y fuimos salvos por gracia. ¡Gloria a Dios! Ahora entramos al círculo de la familia
celestial. “Ustedes ya son hijos. Dios
ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abba!
¡Padre!” (v. 6 en la lectura). Ya podemos dirigirnos con toda confianza
hacia nuestro Papito eterno, porque sabemos que Él es el mejor de los padres y
siempre estará atento a escucharnos.
Además de esto gozaremos también de todos sus privilegios como herederos
de su reino (v. 7).
Amado Dios y Padre:
Infinitas gracias te damos por habernos mirado con tanto amor y habernos traído
hacia ti por medio de tu Hijo Jesús. Gracias porque aún no alcanzamos a
vislumbrar tan grande regalo que nos has dado al hacernos tus hijos. Abre
nuestros ojos Señor y permítenos ver toda tu gloria y privilegios alrededor de
nosotros, tus adoptados.
Un abrazo y
bendiciones.
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