miércoles, 18 de junio de 2014

Sin cansarnos de hacer el bien




No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo  si no nos damos por vencidos. 
Gálatas 6:9.


Lectura: Gálatas 6:1-10.  Versículo del día: Gálatas 6:9.

MEDITACIÓN DIARIA

No podemos cansarnos de ser benignos, bondadosos, colaboradores; de dar amor y de ser misericordiosos.  No podemos dejar que la rutina nos aburra de hacer el bien. Tampoco podemos confundirlo con decir a todo ‘si’, porque cuando no se puede, pues no se puede; pero en cuanto esté a nuestro alcance, buscar hacer siempre el bien. Por eso debemos  cuidarnos en no herir con nuestras palabras; debemos ofrecer disculpas cuando hemos ofendido; debemos regalar una sonrisa o un abrazo cuando se tenga la oportunidad de hacerlo.  Todo esto nos ayudará a sembrar para el espíritu y como dice el versículo: “a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos”. 
A veces el tiempo y las circunstancias bajan nuestro ánimo y nos ensimismamos en nuestros problemas sin tener en cuenta que a nuestro alrededor hay otros en peores condiciones que necesitan un estímulo o apoyo. Así estemos con el ánimo por el suelo o estemos en el peor momento busquemos siempre hacer el bien, a pesar de… Sí; a pesar de que nos hayan ofendido o que se nos critique por actuar así.  “Porque ésta es la voluntad de Dios: que, practicando el bien, hagan callar la ignorancia de los insensatos” (1 Pedro 2:15).  Al final, a quien tenemos que rendir cuentas es a Dios y no a los hombres.  David tuvo que enfrentar situaciones en las que perfectamente podía haber elegido hacer el mal, pero prefirió actuar correctamente y no dejarse llevar por el mal.  Más bien ante estos hechos iba y desbordaba su corazón ante Dios y dejaba en sus manos su desagravio. Recordemos que el Señor dice: “Mía es la venganza, yo pagaré” (Romanos 12:19).  Y si las cosas por hacer el bien se agravan más, pues no temamos; “es preferible sufrir por hacer el bien que por hacer el mal” (1 Pedro 3:17).

Amado Señor: Tú eres la muestra de amor por excelencia y diste tu vida por nosotros a pesar de ser tan impíos como lo somos.  Enséñanos esta virtud tuya para que la arraiguemos en nuestro corazón y siempre podamos ofrecerle a nuestro prójimo el amor y la bondad que ya hemos experimentado contigo.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: