viernes, 6 de junio de 2014

Reconocer que no hay otro Dios igual




¡Pero tengan cuidado! Presten atención y no olviden las cosas que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras vivan. Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos.  
 Deuteronomio 4:9.


Lectura: Deuteronomio 4:1-40.  Versículo del día: Deuteronomio 4:9.

MEDITACIÓN DIARIA

Moisés les está recordando a los israelitas los preceptos y advertencias que el Señor les dejó antes de ir a poseer la tierra prometida.  Desde su salida de Egipto y su travesía por el desierto, Dios se les manifestó de una forma y otra como para que ellos pudieran contemplar su gloria y pusieran sus ojos firmemente en quien habían creído.  De igual manera, es una lección para nosotros ya que también cruzamos desiertos áridos y tormentosos, pero siempre guiados por el Señor que lleva a feliz término cualquier trayecto  recorrido, por más difícil que parezca.
También podemos dar testimonio de su poderío y majestad sacándonos avante ante la adversidad.  Nunca se nos puede olvidar lo que el Señor hace a diario con nuestras vidas. Por eso, a pesar de lo difícil que estemos recorriendo, lo mejor sería preguntarle al Señor ‘¿para qué?’, y dejar a un lado la queja con los ‘¿por qué?’.  Quizá la mucha turbulencia no nos permitirá ver con claridad su propósito en ese momento, pero con el tiempo nos percataremos de cuántas cosas nos guardó nuestro buen Dios, si no hubiese sucedido esa circunstancia.
Todo esto se convierte en motivo de alabanza y adoración para el Señor y servirá para que los que vienen detrás nuestro, entiendan la soberanía, grandeza y poder del Dios en quien hemos creído.  No podemos callar; hay que hablar y contar todos los testimonios que han enmarcado nuestras vidas, por pequeños que consideremos que son. “Reconoce y considera seriamente hoy que el Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y que no hay otro” (v. 39).

Amado Dios y Padre: Te damos gracias por las angustias que han rodeado nuestras vidas, porque a través de ellas hemos visto tu mano poderosa levantarse para decirnos que no estamos solos.  Sin estas aflicciones, nunca hubiéramos podido contemplar tu gloria ni tener la certeza de saber que eres el Omnipotente y Soberano Señor.

Un abrazo y bendiciones.
   

No hay comentarios: