Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu Dios te lo ha ordenado, para que disfrutes de una larga vida y te vaya bien en la tierra que te da el Señor tu Dios.Deuteronomio 5:16.
Lectura: Deuteronomio
5:1-33. Versículo del día: Deuteronomio
5:16.
MEDITACIÓN DIARIA
Dios en su infinita
sabiduría, después de adorarlo completamente y rendirle el culto tota a Él,
dejó escrito el mandato de honrar a padre y madre. No lo dejó de últimas, ni en
sexto u octavo lugar: inmediatamente después, como para que entendamos el orden
de prioridades. Ahí nos damos cuenta de la importancia que tiene para Dios, lo
que es en sí, la célula familiar.
La verdad es que en mis
primeros albores del cristianismo poco entendí este mandato, o tal vez no me
fue explicado con el énfasis que ahora lo aprendí. Considero que por no tenerlo en cuenta, me
perdí de muchas bendiciones. La promesa
está: “para que disfrutes de una larga vida y te vaya bien en la tierra que te
da el Señor tu Dios”. En el Nuevo Testamento, se nos vuelve a corroborar el
mandato (Efesios 6:2-3). Conozco
infinidad de testimonios donde he visto la mano del Señor brotar
prodigiosamente, y al mirar hacia atrás, comprendo la razón: han honrado a sus
padres, como Dios lo ordenó.
Cuando somos jóvenes e
inexpertos, somos dados a criticar todas sus actuaciones; ya con el correr del
tiempo, recapacitamos y muchos pensamos: ‘si tuviera a mi madre, o si tuviera a
mi padre…’. Es una dicha gozar todavía
de su compañía. Por eso, mi consejo para
los que todavía los tienen vivos es ceñirse a la Palabra de Dios y honrarlos
como debe ser.
Honrar a padre y madre
significa ofrecerles el respeto, el amor, la consideración, la ayuda, que
merecen. Quizá muchos piensan que ni el uno ni la otra han sido lo
suficientemente amorosos o responsables como para brindarles ese lugar. Si es así; ya es cosa de ellos. Como hijos y cristianos nos corresponde hacer
lo que se nos ha mandado. La vida misma nos enseña que tanto hijos como padres
tenemos defectos pero hay que saber perdonar.
Gústenos o no, es un
mandato; gústenos o no, hay que acatarlo.
“Tengan, pues, cuidado
de hacer lo que el Señor su Dios les ha mandado; no se desvíen ni a la derecha
ni a la izquierda. Sigan por el camino
que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de
larga vida en la tierra que van a poseer” (vv. 32-33 en la lectura)
Amado Dios: Gracias por
enseñarnos el valor que representan nuestros padres y el lugar que ellos ocupan
en tu corazón. Queremos seguir la orden sin
buscarle peros, para gozar de todos tus favores.
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario