Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel, la miel que destila del panal.Salmo 19:10.
Lectura: Salmo
19:7-14. Versículo del día: Salmo 19:10
MEDITACIÓN DIARIA
Cuando amamos, deseamos
estar con esa persona el mayor tiempo posible. Si todavía no somos casados,
anhelamos un matrimonio donde podamos conocernos más y unir por siempre esos
lazos de amor.
Pues bien, con Jesús es
exactamente lo mismo. Lo conocemos y aceptamos en nuestras vidas como Señor y
Salvador. Empieza una relación profunda
y para esto, tenemos que recurrir a su Palabra.
Digamos que viene a ser como sus cartas de amor para seducirnos más y cimentar
en cada uno su verdad. Entonces la
Palabra de Dios se nos convierte en un dechado del cual sustraemos todo lo que
necesitamos para llevar una vida conforme a la voluntad divina.
El oro es un metal imperecedero
que se puede trabajar e ir puliendo hasta alcanza su cometido. Y la miel un
alimento con propiedades medicinales, de la cual se dice que también puede ser
imperecedera cuando se almacena de forma segura. Cuando deseamos la Palabra de Dios como el
oro, estamos poniendo en manos de nuestro buen Diseñador el anhelo de un cambio
que Él se encarga de pulir hasta alcanzar su obra majestuosa. Y con la miel
queremos endulzar nuestra vida cotidiana, la cual nos damos cuenta que en la
limada, nos deja muchos sinsabores.
Dios quiere que seamos
como oro refinado; brillando siempre aun cuando todo parezca oscuro. Quiere que nos alimentemos de su ley perfecta;
recta y digna de confianza para vivir
una vida nueva con sabiduría, alegría,
luz y pureza delante de Él (vv.
7-9).
Amado Señor: Gracias
por tu Palabra. Enséñanos a verla como
el mayor tesoro que podemos guardar en nuestro corazón, y permite que día a día
nos alimentemos con la dulzura de ella.
Un abrazo y
bendiciones.
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