Al disertar Pablo sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix tuvo miedo y le dijo: «¡Basta por ahora! Puedes retirarte. Cuando sea oportuno te mandaré llamar otra vez».Hechos 24:25.
Lectura: Hechos
24:1-27. Versículo del día: Hechos
24:25.
MEDITACIÓN DIARIA
Es un hecho que cuando
la persona se siente aludida cambia la conversación o busca la manera de
aislarse porque no resiste que se le digan las verdades de frente. Más notorio es en aquellas que tienen cargos
prominentes como en el caso de Félix quien era el gobernador romano de la
provincia de Judea en esa época. De
temor a Dios tenía poco este hombre; según la historia fue cruel y amante del
soborno. Esto nos lo corrobora el versículo 26: “Félix también esperaba que
Pablo le ofreciera dinero”.
El caso de Félix es muy
frecuente; no por esto tenemos que dejar a un lado el llevarles el mensaje de
salvación. El Señor murió por toda la
humanidad y nuestra obligación aparte de orar por los gobernantes, es buscar
mecanismos que nos permitan llegar hasta ellos y que escuchen lo que Dios tiene
para sus vidas. “Él nos mandó a predicar al pueblo y a dar solemne testimonio
de que ha sido nombrado por Dios como juez de vivos y muertos” (Hechos 10:42). Además, si ellos obran rectamente pueden
gobernar sin tanta zozobra porque: “el trono se afirma en la justicia” (Proverbios
16:12).
A través de su Palabra
Dios exhorta sobre el derecho y la justicia; infortunadamente eso es lo que
menos vemos. Pero nosotros también
podemos ser agentes de cambio con nuestra oración, testimonio y obedeciendo el
mandato de ir y predicar a todo el mundo: “En verdad, Dios ha manifestado a
toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las
pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y
dominio propio” (Tito 2:11-12).
Considero que lo mejor
es criticar menos y obrar más.
Amado Señor: Gracias
porque pusiste tus ojos sobre nosotros tus siervos. Permite que en nuestro corazón no fluya el
orgullo ni la vanagloria creyéndonos muy buenos o mejor. Al revés Señor, que seamos
instrumentos en tus manos para llevar el mensaje de salvación a todas las
personas que tienen cargos de autoridad; y que de nuestra parte siempre broten
frutos de amor, cordialidad, paz, reconciliación y perdón.
Un abrazo y
bendiciones.
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