Ustedes, los que van tras la justicia y buscan al Señor, ¡escúchenme! Miren la roca de la que fueron tallados, la cantera de la que fueron extraídos.Isaías 51:1.
Lectura: Isaías
51:1-6. Versículo del día: Isaías 51:1.
MEDITACIÓN DIARIA
Hoy, hago un alto en la
secuencia de mis lecturas diarias y me devuelvo hacia Isaías donde el Señor me
recuerda que no olvide de dónde me sacó. El Señor habla a Sión a través del
profeta Isaías. Yo me apropio lo dicho y coloco mi nombre porque también para mí
es esa Palabra. ¡Estoy celebrando mi nuevo nacimiento con el Señor! Fue un 14 de abril cuando aun era jovencita;
se acababa de morir una señora muy querida del conjunto donde residíamos y creo
que acepté al Señor más por miedo a la muerte que por cualquier otra cosa. Lo que no sabía en ese momento era que el Señor
tenía su manera de conquistar a las personas: “¡Me sedujiste, Señor, y yo me
dejé seducir! Fuiste más fuerte que yo, y me venciste” (Jeremías 20:7).
Sé que este transcurrir
no ha sido nada fácil. Reconozco que si no fuera por Él, no sé dónde estaría. Siendo
muy sincera sí he tenido que cruzar por desiertos áridos dejando atrás ruinas
que alcanzaron lágrimas en esa travesía; pero que también después de traspasarlo,
he podido encontrar un Edén (v. 3 en la
lectura), donde he visto brotar la unidad familiar, el amor, la tolerancia y el
arrojo para seguir adelante sin mirar atrás.
Jamás su amor me ha abandonado; al revés: su amor me ha cautivado,
levantado y fortalecido. Nunca ha llegado tarde. Amorosamente he escuchado sus
palabras: “¡Levántate, amada mía; ven conmigo, mujer hermosa! ¡Mira, el invierno se ha ido, y con él han cesado y se han ido las lluvias!
Ya brotan flores en los campos; ¡el tiempo de la canción ha llegado!” (Cantares
2:10-12).
¡Dios, cuánto has
tenido que tallar mi vida, pero jamás olvidaré ese grandioso día!
Mi amado Señor: Gracias
te doy por la vida de Manuel, quien fue la persona que me llevó a tus
píes. Recuérdame cada día la cantera de
la que fui extraída para que jamás olvide tu amor hacia mí. ¡Grábame como un sello sobre tu corazón y
llévame como una marca sobre tu brazo! ¡No quiero despegarme de ti ni siquiera
por un instante!
Un abrazo y
bendiciones.
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