jueves, 17 de abril de 2014

La importancia de la Cena del Señor



Yo recibí del Señor lo mismo que les transmití a ustedes: Que el Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este pan es mi cuerpo, que por ustedes entrego; hagan esto en memoria de mí».  De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto, cada vez que beban de ella, en memoria de mí».  Porque cada vez que comen este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga. 

1 Corintios 11:23-26.


Lectura: 1 Corintios 11:17-34.  Versículos del día: 1 Corintios 23-26.


MEDITACIÓN DIARIA

En general, el pueblo cristiano se une a estas fechas tradicionales para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de nuestro Salvador, el Señor Jesucristo. Como para muchos ya pasan desapercibidos estos días recordemos la importancia de la Cena.  El Señor la instituyó precisamente, como preámbulo a su pasión.
En todas las iglesias cristianas se celebra en los servicios la Cena del Señor, que no es otra cosa que cumplir con su mandato para recordar su sacrificio (Mateo 26:2629; Marcos 14:22-24; Lucas 22:19-20).  El apóstol Pablo nos aclara y enfatiza la importancia que se debe tener en este acto, para no tomarla indignamente.  Personalmente considero que en las iglesias poco se tienen en cuenta las instrucciones y muchos son los que la reciben sin saber incluso su significado. “Por lo tanto, cualquiera que coma el pan o beba de la copa del Señor de manera indigna, será culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor” (v.27 en la lectura).  Debemos examinarnos antes de tomarla  “Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condena. Por eso hay entre ustedes muchos débiles y enfermos, e incluso varios han muerto (vv. 29-30).  Miremos hasta dónde pueden llegar las causas de hacerlo indignamente.
Otra apreciación personal es que la Biblia nos manda esperarnos unos a otros para tomarla (v. 33), y con tristeza yo veo que muchas veces por la premura del tiempo, ni siquiera los pastores esperan a que todos tengan en su mano el pan y el vino.
Cambiemos nuestra actitud. La Cena es de los momentos más íntimos con el Señor. Celebremos este encuentro con Jesús con corazón contrito y humillado, proclamando su muerte y esperando su venida gloriosa.

Amado Señor Jesús: Te damos gracias por enseñarnos a tomar la Cena de una manera digna. Te pedimos perdón por las veces que la hemos recibido sutilmente, como despreciando lo que hiciste por nosotros al derramar tu sangre y moler tu cuerpo para perdón de nuestros pecados.

Un abrazo y bendiciones.

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