jueves, 10 de abril de 2014

Que el enemigo no se salga con la suya




¡Levántate, Señor! ¡Levanta, oh Dios, tu brazo!  ¡No te olvides de los indefensos!   
Salmo 10:12.


Lectura: Salmo 10:1-18.  Versículo del día: Salmo 10:12.

MEDITACIÓN DIARIA

Los hechos ocurridos en estos últimos días en mi país, me hacen reflexionar y también clamar como el Salmista para decirle al Señor: ¡Levántate, levántate Señor! Tal pareciera que la justicia aquí no existiera y no hay derecho a que acaben con la vida, especialmente de jóvenes, a costa de quemarlos con ácidos sobre su cuerpo.  ¡Hasta dónde ha llegado la maldad!  Ya da miedo salir por las calles de la ciudad, porque sea por A o sea por B, se está expuesto a una barbarie de esta especie.  Es tal como dice el Salmo: “Llena está su boca de maldiciones, de mentiras y amenazas;  bajo su lengua esconde maldad y violencia. Se pone al acecho en las aldeas,  se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente” (vv. 7-8 en la lectura). 
Sé con absoluta certeza que el Señor no tiene favoritismos con nadie (Hechos 10:34). Sé que Él es soberano e inmutable; su amor no cambia y su compasión no tiene límites.  Más no puedo ser hipócrita y de mi corazón brota rabia, impotencia y tristeza; igual que el salmista también levanto mi voz y grito: “¡Levántate, Señor! ¡Levanta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! ¿Por qué te ha de menospreciar el malvado?  ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuentas?” (vv. 12-13).

Amado Señor: Tú nos mandas a darte las gracias por lo bueno y lo malo, y ahora así lo hacemos.  Enséñanos a perdonar con corazón sincero porque solo Tú que eres Sabio y Soberano sabes para dónde nos quieres llevar o hasta dónde permitirás que el enemigo siga haciendo estragos. No solo te pedimos por todas estas víctimas sino también por los agresores. Permite que unos y otros  te conozcan y lleguen hacia ti: arrepentidos, humillados y clementes para perdonar.

Un abrazo y bendiciones.

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