viernes, 4 de abril de 2014

La ira sin control nos quita el sueño




Si se enojan, no pequen; en la quietud del descanso nocturno examínense el corazón. 
Salmo 4:4.


Lectura: Salmo 4:1-8.  Versículo del día: Salmo 4:4.

MEDITACIÓN DIARIA

Nadie está exento de enojarse, pero sí de controlarse.  Una cosa es molestarse e incluso enfurecerse, y otra muy diferente dejarse llevar por la ira.  Cuando la ira no se controla puede llegar a causar estragos lamentables.  El rey David por eso aconseja en el Salmo que en la noche tranquila, cuando ya estemos en otra tónica, reflexionemos y miremos que fue lo que nos impulsó a desbordar la furia.  La noche impregna un silencio y un sosiego que no tenemos durante el día; y en esa calma podemos ver las circunstancias con otros ojos.
En el Nuevo Testamento se agrega algo más que deberíamos tener siempre en cuenta: “«Si se enojan, no pequen». No dejen que el sol se ponga estando aún enojados” (Efesios 4:26).  Lo mejor entonces, es no acostarnos teniendo una carga de disgusto contra alguien en el corazón.  Lo más seguro es que esa circunstancia nos afectará el sueño sin dejarnos descansar en paz. Si tenemos que pedir perdón, hagámoslo; y si la otra persona fue la que nos agredió, perdonémosla.  Así no dejaremos crecer raíces de amargura y podemos reposar como nos lo dice el versículo 8 de la lectura: “En paz me acuesto y me duermo, porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado”.

Amado Señor: Gracias por tu bendita Palabra que siempre está dispuesta para que la entendamos y aprendamos.  Gracias porque todas estas enseñanzas son para que llevemos una vida abundante y con mayor tranquilidad como son tus deseos. ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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