Hace mucho tiempo se me apareció el Señor y me dijo: «Con amor eterno te he amado, por eso te sigo con fidelidad.Jeremías 31:3.
Lectura: Jeremías 31:1-40. Versículo del día: Jeremías 31:3.
MEDITACIÓN DIARIA
Dentro de nuestra
naturaleza humana, pecaminosa y caída, nos es difícil comprender este gran amor
de Dios. Lo cierto es que a pesar de… Él
nos ama y por eso mismo nos ha seguido con fidelidad; por eso mismo, nos ha
atraído con cuerdas de ternura y con lazos de amor (Oseas 11:4). Sus ojos compasivos se han posado sobre los nuestros y
cuando por fin volteamos la mirada hacia Él, dice también: “Yo les perdonaré su
iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados” (v. 34 en la lectura).
¡Qué alegría despertarnos
y tener su Palabra viva, eficaz y verdadera!, diciéndonos claramente: ‘Gilberto,
Daniel, Juan, Sara, Dora: con amor eterno te he amado’. ¡Qué significativas y alentadoras son estas
palabras! “¡grato en verdad es tu amor,
más que el vino!”; “¡Con razón te aman las doncellas!” (Cantares 1:2b y 3c).
No creamos que este
amor fue solo para su pueblo Israel; es también para ti y para mí. ¡No merecemos tanto! Tampoco como Israel
somos los mejores ni nos ama porque hicimos tal obra o nos comportamos
bien. Simplemente su misericordia fluye
porque es uno de sus atributos: “Dios, que es rico en misericordia, por su gran
amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en
pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!” (Efesios 2:4-5).
¿Cómo no amarlo a Él y
en algo retribuirle tanto amor que nos ofrece?
Mi
buen Amado, me pregunto: “«¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en
cuenta?» ¡Qué imponente es tu nombre en
toda la tierra!” (Salmo 8).
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario