lunes, 22 de julio de 2013

Su fidelidad y amor incomparables




Señor, nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú, y que aparte de ti no hay Dios. 
1 Crónicas 17:20.


Lectura: 1 Crónicas 17:16-27.  Versículo del día: 1 Crónicas 17:20.

MEDITACIÓN DIARIA

Así es. Los de mi familia, los de mi núcleo familiar en sí; hemos aprendido que no tenemos a otro Dios distinto del que tenemos. Solamente el Señor puede hacer las maravillas con las que continuamente nos está bendiciendo.  Situaciones van y situaciones vienen; diversas pruebas nos llegan hasta en el momento menos esperado, pero… “A pesar de todo, el fundamento de Dios es sólido y se mantiene firme, pues está sellado con esta inscripción: «El Señor conoce a los suyos»” (2 Timoteo 2:19a). Si no fuera porque estamos con Él y nos conoce totalmente, sería difícil conducirnos por esta vía. ¡Qué grande eres, Señor omnipotente!   
Por esto florecería como ingratitud el quedarnos callados y no hablar de su Nombre.  Nuestro deber es compartir todo lo bueno que el Señor ha sido con nosotros, para que otros entiendan su mensaje de amor. Él ha estado siempre en las crisis de salud, en las crisis emocionales, en las crisis financieras, y por supuesto en las crisis espirituales. Cuando ya nos sentimos cansados, sin ánimo de proseguir, nos toma y lleva en sus brazos como resguardándonos de todo mal.  Su mensaje es digno totalmente de crédito: “Si morimos con él, también viviremos con él; si resistimos, también reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará; si somos infieles, él sigue siendo fiel, ya que no puede negarse a sí mismo” (2 Timoteo 11-13).  Su fidelidad es grande porque Él es inmutable; jamás cambia. Muchas veces ni siquiera hacemos algo que compense tanto amor; pero es tan fiel, que su misericordia no se hace esperar.  En verdad, no  merecemos tanto.  Nos sentimos insignificantes ante tanta bondad.  No me queda más que decir como David: “Señor y Dios, ¿quién soy yo, y qué es mi familia, para que me hayas hecho llegar tan lejos?” (v. 16 en la lectura).

Señor, mi Dios: Gracias por poner tus ojos sobre nosotros y tenernos presente en toda situación.  Gracias por tu fidelidad; en verdad, ¡no hay nadie como tú, bendito Dios! Somos testigos de tu amor incondicional.

Un abrazo y bendiciones.  

No hay comentarios: