Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley.Deuteronomio 29:29.
Lectura: Deuteronomio 29:9-29. Versículo del día Deuteronomio 29:29.
MEDITACIÓN DIARIA
La Sagrada Escritura es la Palabra de Dios revelada a los
hombres para que entiendan su comportamiento y se obedezca. Hay muchas cosas
que no nos incumbe saber, por ejemplo: el tiempo de la segunda venida del Señor, que solo el Padre
conoce (Mateo 24:36). Tampoco se nos da
a conocer el restablecimiento de Israel, sobre lo cual el Señor les responde a
sus discípulos: “No les toca a ustedes
conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre”
(Hechos 1:7).
Sin embargo, Cristo es la Palabra de Dios revelada; es el
misterio de Dios. En Efesios se nos habla muy claro al respecto. Dice Pablo: “Al leer esto, podrán darse cuenta de que
comprendo el misterio de Cristo. Ese misterio, que en otras generaciones no se les
dio a conocer a los seres humanos, pero que ahora se ha revelado por el
Espíritu a los santos apóstoles y profetas de Dios” (Efesios 3:4-5). Pablo, tiene la misión “de hacer entender a todos la realización del plan de Dios, el misterio
que desde los tiempos eternos se mantuvo oculto en Dios, creador de todas las
cosas. El fin de todo esto es que la sabiduría de Dios, en toda su diversidad,
se de a conocer ahora, por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en
las regiones celestiales, conforme a su eterno propósito realizado en Cristo
Jesús nuestro Señor” (Efesios 3:9-11).
Ahora nosotros los gentiles, igual que Israel, somos
participantes de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio (Efesios
36c). No podemos dejar que nos pase como a los judíos
que escudriñaban las Escrituras y seguían de largo, sin entender que ellas
mismas daban el testimonio claro de Cristo (Juan 5.39). Si lo revelado nos pertenece y Cristo es el
misterio revelado, entonces: cojámoslo. Retengámoslo como el mejor regalo de parte
de Dios para tener vida eterna.
Amado Dios: Gracias infinitas te damos por revelarnos a
Cristo Jesús y ser partícipes de la vida
eterna. Te pedimos de manera especial por todos aquellos que leen tu Palabra,
pero que aun no han podido entender el misterio de la salvación, para que tu
Santo Espíritu les de a conocer las riquezas que encierra, el conocimiento de
Cristo.
Un abrazo y bendiciones.
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