Pero ella exclamó: —¡No, hermano mío! No me humilles, que esto no se hace en Israel. ¡No cometas esta infamia!2 Samuel 13:12.
Lectura: 2 Samuel 13:1-22.
Versículo del día: 2 Samuel 13:12.
MEDITACIÓN DIARIA
La violación de Amnón a Tamar su hermana es un suceso triste
y dramático a la vez. Pensar que toda
una princesa, quizá cuidada y consentida por su madre le haya tocado vivir una
situación como esa, es bien lamentable.
La historia nos sirve de ejemplo para cuidar más a las niñas
de nuestras familias, ya que todas están expuestas no solo a violaciones
carnales sino a maltratos físicos. ¿Cuántos hombres tipo Amnón no andan
libremente sin que se les aplique justicia?
Pero también ¿cuántas madres son irresponsables con sus hijas? O ¿cuántas
por temor, vergüenza o negligencia lo aceptan?
Es que las niñas, y cabe decir que los niños también, ahora están más
expuestos a aberraciones sexuales por
diferentes miembros familiares o amigos cercanos sin que se haga nada al
respecto. Los niños están desprotegidos
porque mamá y papá trabajan; porque están en manos de empleadas domésticas,
niñeras, o del primer familiar que se ofrezca a cuidarlos.
No pensemos que por estar en tiempos donde todo es permisible
y donde el desenfreno inmoral ha llegado muy lejos, la virginidad es un
mito. De ninguna manera; Dios demanda mujeres vírgenes y como madres
debemos exaltar esta virtud en nuestras hijas y promoverla no solo en los
ámbitos eclesiales, sino en todos los campos de la sociedad. Es tarea complicada pero no podemos seguir
como cristianos aceptando el mal y siendo cómplices de este pecado. El ideal sería que tanto las niñas como los
hombres llegaran vírgenes al matrimonio. ¡Ustedes dirán que es mucho pedir! Pero fomentemos jóvenes que se comprometan de
verdad con el Señor y les quedará más fácil cumplirle a Él.
Dice el versículo 21 que el rey David al enterarse de lo
ocurrido se enfureció. Muy similar a lo
que ocurre generalmente. Si el padre o la madre no dan ejemplo en los hogares,
las consecuencias llegarán y se verán reflejadas en los hijos. David pecó al adulterar con Betsabé (2 Samuel
11:4). Él pidió perdón a Dios y desbordó
su corazón en arrepentimiento ante el Señor y el Señor lo perdonó, pero las
secuelas quedan arraigadas. Pensemos y
reflexionemos en esto.
Amado Señor: Hoy te pedimos por nuestras niñas y niños que
andan indefensos ante una sociedad corrupta y perversa. Enséñanos como padres a inculcar en nuestros
hijos valores que los impregne de responsabilidad, honorabilidad y temor a ti. Que ellos vean en nosotros, un ejemplo a
seguir y no un tropiezo en sus vidas.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario