Traigo a la memoria tu fe sincera, la cual animó primero a tu abuela Loida y a tu madre Eunice, y ahora te anima a ti. De eso estoy convencido.2 Timoteo 1:5.
Lectura: 2 Timoteo 1:3-14.
Versículo del día: 2 Timoteo 1:5.
MEDITACIÓN DIARIA
¡Qué bonito! Cómo va pasando el mensaje de salvación,
generación tras generación. Timoteo, el
hijo espiritual de Pablo, era un joven entregado al Señor con fe sincera y
Pablo lo anima para que continúe llevando el evangelio del mismo modo. “Pues
Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio
propio. Así que no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor” (vv. 7-8).
Es verdad que no siempre se tiene el mismo ánimo ni la
disposición para hablar del Señor Jesús. Incluso se deja decaer el espíritu y
poco a poco lo aprendido va quedando en el olvido. Es ahí, donde tenemos que recordar las
palabras de Pablo y animar a los hijos o nietos a retomar nuevamente el camino:
“Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias
obras, sino por su propia determinación y gracia” (v. 9).
Es mucho lo que una madre o abuela puede hacer por los
suyos. Estoy convencida que no solamente
es criarlos para que crezcan como ciudadanos rectos en la tierra, sino que
también aprecien la salvación que les fue conferida por obra y gracia del Señor
Jesucristo, y se comporten como ciudadanos del cielo que ahora son. Por eso
constantemente, además del ejemplo, es indispensable nuestra oración por ellos para
que vayan creciendo con una fe firme y sincera. Sin avergonzarse de ella; pues deben
tener la certeza de saber, en quién han puesto su esperanza (v. 12).
Amado Señor: Te pedimos por nuestros hijitos y nietos para
que sigan la sana doctrina de la enseñanza que nos has confiado, y sean
verdaderos testigos tuyos con fe genuina y no fingida, bajo el poder de tu
Santo Espíritu.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario