domingo, 14 de julio de 2013

Dios restituye al pecador



Yo sé que el Señor y Dios es Dios de dioses tanto en el cielo como en la tierra.  Por lo tanto, les pido ahora mismo que juren en el nombre del Señor que serán bondadosos con mi familia. 
Josué 2:11b-12.


Lectura: Josué 2:1-24.  Versículos del día: Josué 2:11b-12.

MEDITACIÓN DIARIA

Miremos los caminos de Dios: Rajab, siendo una prostituta, fue quien les dio la mano a los israelitas para que tomaron posesión de Jericó.  Fue como quien dice la gestora de la tierra prometida y Dios la bendijo de tal manera que más tarde se casó con Salmón, quien pertenecía a la tribu de Judá y de cuya descendencia viene el Señor (Mateo 1:5).  Rajab la prostituta, la señalada con el dedo, se convirtió en la tatarabuela del rey David y de ahí para abajo su descendencia fue bendecida.
Miremos cómo el Señor restituye a una persona y la eleva hasta lo más alto, cuando dispone su corazón a servirle y a hacer su voluntad. ¿Qué hizo Rajab? Reconoció al Señor como Dios de dioses tanto del cielo como de la tierra (v. 11b), y su fe le sirvió para alcanzar la gracia de la justicia divina (Hebreos 11:31).  Ella obró tal como dice Hebreos 11:1, con “la certeza de lo que no se ve”. Puso su fe en Dios y creyó a los espías israelitas que le perdonarían la vida a sus padres y a toda su familia (v. 13).
Meditemos sobre la historia de Rajab y que nos sirva para reflexionar y no menospreciar a nadie por su condición de pecado. Dios, odia el pecado, pero ama al pecador; y es ahí donde los cristianos tenemos que aprender a diferenciar. A los pecadores debemos hacerles saber que están transgrediendo a Dios, pero que Él en su infinita misericordia les perdona y restituye, hasta llevarlos a la cima más alta.

Amado Señor: Hoy te pedimos por todas las personas que son tachadas de inmoralidad sexual, de rebeldía, de asesinos o corruptos. Gracias Señor porque no haces distinción de personas y viniste a morir precisamente por todos esos pecados de la humanidad. Enséñanos a ser misericordiosos con ellos como lo fuiste con nosotros, y a llevarles palabras de vida que solamente tú puedes ofrecer.

Un abrazo y bendiciones.

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