viernes, 26 de julio de 2013

Su bendita gracia




En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación  y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio. 
Tito 2:11-12.


Lectura: Tito 2:1-15.  Versículos del día: Tito 2:11-12.

MEDITACIÓN DIARIA

Si entendiéramos de verdad su gracia, valoraríamos el sacrificio hecho por el Señor en la cruz.  No merecíamos ni merecemos absolutamente nada de parte de Dios, pero su amor infinito y su misericordia logró vencer el pecado generacional y darnos en su amado Hijo, la completa salvación. ¡Qué regalo tan maravilloso nos ofrece Dios!
Desde pequeños se nos enseñó a las generaciones ya adultas, el catecismo del Padre Astete y allí bien claro se hacían unas preguntas: “¿Somos cristianos?” “Sí, somos cristianos por la gracia de Dios”; pero lo repetíamos como todo lo enseñado en la iglesia tradicional: por costumbre, por inercia diría yo y como repite un lorito todo lo que escucha, sin ser conscientes del fondo transcendental de las palabras.  
La gracia es mucho más que seis letras. La gracia, es el don, el regalo, el  favor, el bono que nos permite la entrada al cielo.  La gracia incluye el perdón de pecados y está disponible para toda la humanidad: “Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia, pero ahora manda a todos, en todas partes, que se arrepientan” (Hechos 17:30); “pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad” (1Timoteo 2:4). ¿Cuál es la verdad? Cristo Jesús es la verdad (Juan 14:6).
La gracia es pues, el amor incondicional de Dios: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).  Nos amó primero, no nosotros a Él. “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados” (1 Juan 4:10).
¿Por qué seguir despreciando esta sublime gracia? Ya es hora de que entiendas lo maravilloso del amor de Dios y voltear los ojos hacia Él.  Dios quiere que conozcas la verdad y que te arrepientas. El Señor Jesucristo es el único camino que existe para llegar a Dios Padre.  ¿Deseas orarle a Jesús para que te conduzca hacia allí?  ¡Vamos, yo te guío!, dile así:

Señor Jesucristo: Yo te necesito; soy pecador, pero hoy confieso y creo que tu bendita sangre me limpia de todo pecado. Te acepto en mi vida; ven a ocupar el trono que por ahora está invadido por mi ego, y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias Señor por perdonar mis pecados y llevarme de tu mano hacia la vida eterna. Enséñame a vivir con justicia, piedad y dominio propio de modo que siempre te agrade.

Un abrazo y bendiciones.

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